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¿Aún se usan las reseñas de discos? Lo pregunto porque hace rato que no consumo una, y parece ser un ejercicio arcaico, pero para los enamorados de las canciones y del acto creativo de la música, es mágico y necesario. Volvamos a las reseñas de discos, volvamos a la escucha consciente de la música.
Eso fue precisamente lo que hice con un disco. Se llama Quinto. Acaba de salir.
He visto a una banda crecer, y no solo en años, sino también en vello facial y estatura. He visto a una banda que, aunque comenzó pequeña, con la fuerza de sus sueños, está haciendo un nombre cada vez más grande. Se llama La banda del bisonte.
Son de Medellín, y su historia se escribe en un generoso libro que hasta ahora va por su capítulo quinto. Y es precisamente este disco, un nuevo momento para la banda, un punto de quiebre en su trabajo, en la forma de hacerlo y en la satisfacción de nuevas canciones.
En la numerología, el número cinco simboliza un portal hacia lo nuevo, y eso es precisamente lo que La banda del bisonte entrega con V (Quinto): un universo sonoro que refleja la evolución de cada uno de sus cinco integrantes. Este es su segundo álbum de larga duración, nacido de una exploración individual que desembocó en una expresión colectiva sincera y poderosa.
Este disco, generoso en historias, tiene una búsqueda que encuentra a la banda no siempre desde el sentimiento colectivo, sino también desde la individualidad. Cada uno de los integrantes se atrevió a escribir y componer, y eso hace que la banda, además de ser democrática, sea un lugar seguro para quienes la alimentan y se nutren de ella.
Cada canción es un espejo de sus emociones más profundas: incertidumbre, nostalgia, desamor y amores que trascienden el tiempo. La autenticidad es el eje central del disco, y por primera vez, todos los integrantes tienen voz principal en diferentes temas. Ejemplos de ello son: Aunque pretendas olvidar, interpretada por Miguel (bajista); Matiné, Júpiter y Antes de mí, con Simón (guitarrista) en la voz; y Pasajeros, liderada vocalmente por Otto (teclista). Este cambio refuerza el carácter colectivo del álbum y genera una conexión más profunda con el oyente.
Las canciones van desde el rocanrol, la balada, el funk, el soul, hasta la experimentación, fusionando sus influencias y haciendo referencias directas a Café Tacvba, Daft Punk, Gustavo Cerati y, por supuesto, a ellos mismos en su proceso de crecimiento. Todo esto los coloca ante una escena y un público que espero los escuche con atención, y que, por fin, podamos ver surgir con fuerza, desde esta ciudad, una banda con proyección iberoamericana.
Me hace feliz escuchar discos como este, autoproducidos pero con una calidad envidiable, discos conectados con el presente y, por supuesto, con la industria global. Enhorabuena, y que las reproducciones sean muchas.