La crisis de Venezuela será el tema central de la OEA en Medellín, pero las dinámicas internacionales se han transformado un poco, principalmente, por el conflicto entre EE. UU. e Irán, la falta de coherencia y unidad de la oposición venezolana y los problemas de corrupción del equipo de Juan Guaidó.
La conferencia de la OEA no será tan importante como lo hubiese sido en marzo o abril. Tras el fallido golpe de Estado todo cambió y a la OEA y Grupo de Lima solo les queda aumentar la presión desde afuera, porque internamente no cuentan con fuerza para atacar al gobierno Maduro.
Guaidó se desinfló y la situación para la derecha venezolana es cada vez más compleja.
Colombia ha sido uno de los países más contundentes en su postura crítica frente al gobierno Maduro, dentro o fuera de la OEA o el Grupo de Lima y aprovechará la presencia de todos los países del hemisferio en su territorio para reforzar esa posición.
Se hablará de dictadura, violación de derechos humanos, diáspora, pero entendieron que el apoyo a Guaidó se ha reducido, que el grueso de las fuerzas armadas acompaña a Maduro y que la gran mayoría de venezolanos sigue hablando de chavismo, revolución bolivariana y socialismo siglo XXI. Eso no va a cambiar.
