Había ministros que estaban desgastados, se sentía que habían cumplido su ciclo, y el Presidente necesita un aire nuevo para el empujón final de su período. La característica de este cambio es que el Presidente escogió un gabinete para garantizar un buen cierre del Gobierno, y no tanto para garantizar una buena gestión con el Congreso. Los analistas políticos y los congresistas esperábamos un gabinete que reflejara las necesidades de mejorar las relaciones con el Congreso de cara al proceso electoral, pero en lugar de eso tendremos un gabinete que buscará un feliz término de la obra del Presidente.
Es usual que el Congreso resienta y muestre su poder cuando tiene que medir su relación con el Ejecutivo. Pero hasta ahora, el Legislativo ha actuado de forma muy responsable en todo lo que tiene que ver con la paz. Entonces esa medición de fuerzas no se hará con los temas de paz y su implementación, sino con otras iniciativas del Gobierno.
La señal con Germán Cardona y María Lorena Gutiérrez es que el Presidente quiere gente de confianza más que con representación política. Apunta, reitero, a que quieren terminar bien la gestión y cumplir las promesas pendientes y generar una buena imagen en la opinión pública ante el desgaste derivado del proceso de paz.