El Antropoceno no es una palabra nueva, los geólogos la usan desde los 70, pero la urgencia con la que ahora la pronuncian expertos es un recordatorio fuerte de todo lo que los humanos han cambiado la estructura física del planeta. Estos son unos pocos datos:
75 % de las especies se extinguirán en unos siglos si nuestros hábitos no cambian. No somos unos buenos administradores.
El CO2 en la atmósfera sube a la tasa más rápida en 66 millones de años.
El plástico está tan extendido que quedará en el registro fósil. Los fertilizantes han tenido el mayor impacto sobre los ciclos de nitrógeno en 2.500 millones de años.
Ahora hay una capa permanente de partículas en los sedimentos y el hielo glaciar por nuestro amor al petróleo y al carbón. Los geólogos dicen que reconociendo esto hay optimismo. Tenemos el poder de cambiar el curso ahora, pero requiere reconsiderar nuestro estilo de vida.
La formación de hábitos es un fenómeno neurológico en los ganglios basales del cerebro, pero no son el destino (pueden cambiarse). Al formarse, el cerebro deja de trabajar duro para aprender otros asuntos. Y a menos que deliberadamente se hallen nuevas rutinas, el patrón seguirá automáticamente.