Por mucho tiempo la relación entre prosperidad y ambiente ha sido de intercambio. Detener la polución se ha considerado un costo indeseable para la industria y desventaja para el crecimiento económico.
Las tendencias globales demuestran que ese no es el caso ya. Es claro que el desarrollo sostenible es la única forma en la que el desarrollo tiene sentido, incluso en términos financieros y económicos. El camino hacia un planeta libre de contaminación es una oportunidad para innovar y ser más competitivos.
La revolución energética en curso cambia el panorama, como lo hace la creciente movilización alrededor del clima. La rápida reducción de costos de las energías renovables, como la solar y eólica, significa que los países que lideren el cambio a ellas tendrán los mayores beneficios de sus economías y su medio ambiente.
Con la transición al desarrollo sostenible y verde, necesitamos intensificar y acelerar esas tendencias para proteger el medio ambiente, combatir el cambio climático y reducir la polución.
Las cinco piezas críticas del rompecabezas que veo son: liderazgo político y alianzas; políticas correctas; nuevas formas de manejar nuestras vidas y la economía; invertir más; y promoción de la acción ciudadana.