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Columnistas | PUBLICADO EL 07 enero 2022

Ya no hay tiempo

Por RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ ramirovego@gmail.com

Si hay algo predecible e inalterable en el universo es el paso del tiempo y, sin embargo, casi a diario nos preguntamos qué pasó que se nos fue el tiempo, que no nos alcanza. Y si lo usamos bien o mal, siempre va a la misma parte: al pasado.

Resulta paradójico: hoy disponemos de más tiempo por los avances tecnológicos que han facilitado muchas tareas, pero a la vez esos avances nos quitan mucho tiempo. No todos, en particular uno que cargamos a todas partes: el celular.

¿Por qué andamos acosados a toda hora? Ashley Whillans, profesora de Harvard Business School, quien estudia tiempo y dinero, citada en un informe de CSMonitor, dice que tendemos a negociar tiempo por trabajo y más dinero.

Pero incluso en actividades hogareñas sentimos que no alcanza el tiempo (muy notorio en la pandemia y el trabajo desde casa, que ha sido un arma de doble filo, duro para las mujeres). Los estudios de la profesora sugieren que quienes más se quejan por la falta de tiempo son menos felices.

Se siente que hay muchas cosas para hacer y poco tiempo, lo que se llama la experiencia psicológica de la falta de tiempo.

¿Se puede hacer algo? Distintos expertos recomiendan diferentes acciones. Hay quienes no miran los correos mientras están enfocados en un trabajo; otros lo extienden al celular: lo apagan o lo silencian. Y hay casos extremos de quienes cambiaron por un celular barato que solo permite llamadas.

Estudios en Estados Unidos y Gran Bretaña, por ejemplo, muestran que en promedio desbloqueamos el celular de 96 a 150 veces al día, y hasta un 20 % despierta en la noche para usarlo.

Independiente de su utilidad, es obvio que interfiere con nuestra calma y buen uso del tiempo. (Un estudio sugiere que toma 23 minutos volver a enfocarse en lo que estaba haciendo luego de desbloquear o usar el aparatico este). El celular nos fragmenta el tiempo.

Investigadores sugieren otras medidas fuera de las mencionadas, como escribir lo que va a hacer en el día, priorizando; centrarse solo en las cosas urgentes en la mañana, una a la vez; detectar esos momentos del día cuando lo que quiere hacer no se alinea con lo que está haciendo; pasar un tiempo de relajamiento entre dos reuniones, pues el cerebro solo se concentra 90 minutos seguidos.

Y sí, todos, además, recomiendan momentos para dejar divagar la mente, soñar despiertos, pensar, literalmente, en los huevos del gallo.

Sí, se acabó el tiempo.

Maullido: a todos los alcaldes les ha quedado grande el Centro de Medellín. ¡Qué ineficacia! 

Ramiro Velásquez Gómez

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