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Columnistas | PUBLICADO EL 13 julio 2020

Un fiscal muy avión

Por Daniel González Monery

Universidad del Atlántico
Lic. Ciencias Sociales, semestre 8
moneri11@hotmail.com

Los hechos están claros. Colombia está en cuarentena, con limitación de movilidad para familias enteras, incluyendo niños y adolescentes. En ese contexto, y sin tener una excepción mediante, el Fiscal General, Francisco Barboza, viajó a San Andrés, en un avión para uso exclusivo institucional, con su hija y una amiga de ella, también menor de edad. ¡Vaya joyita! Es decir, violó la norma que todos estamos cumpliendo bajo dificultades de toda índole. Es más, violó la misma norma por la que, hace unos meses, él mismo le hizo un reproche público a la alcaldesa de Bogotá, con anuncio de llamado a indagatoria incluido.

Como los hechos están claros, las declaraciones del fiscal en respuesta al escándalo han sido lamentables y muy reprochables. Ante unos reclamos apenas justos de la ciudadanía, el principal investigador del país respondió a las malas, de manera confrontacional y petulante, buscando dar interpretaciones sesgadas e intentando convencer a los colombianos de que lo que ocurrió en realidad no fue así como todos lo vimos. No son rasgos adecuados para alguien cuyo trabajo es, esencialmente, el de construir casos sólidos a partir de hechos claros.

El fiscal ha intentado alterar el debate, diciendo que lo están persiguiendo a él y poniendo en el foco de atención a su hija menor de edad. Esa no es la realidad. Fue él quien la expuso al violar la cuarentena, utilizar un viaje oficial para llevarla con una amiga a San Andrés y, en el proceso, darle un mal ejemplo a todo el país. ¿Ahora cualquier colombiano puede violar la cuarentena bajo la excusa de que es un padre de familia que quiere pasar tiempo con su hija?

El viaje, entre laboral y personal, del señor que desempeña el “segundo cargo más importante” (vaya complejo de agrandado el que se gasta) del martirizado país, ha dado para todas las consideraciones: es un soberbio, un ególatra, un descarado hablador de paja, alguien cuyo único mérito es ser amigo del presidente y ciertos sectores políticos.

Mientras la alcaldesa de Bogotá y su pareja, Angélica Lozano, dieron muestras de humildad al reconocer su error y una de ellas pagó la multa que le fue impuesta por su falta, el fiscal evidenció una vez más su arrogancia al advertirnos que nada, ni nadie, le impedirá seguir realizando esa clase de conductas. Sin duda este es un fiscal “muy avión” que sabe cómo usar su desmedido poder.

*Taller de Opinión es un proyecto de
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