viernes
0 y 6
0 y 6
Comienza este tiempo especial de cuaresma como preparación a la Pascua: muerte y resurrección de Jesucristo nuestro Señor, con la puesta en escena de la tentación. Esta es parte de nuestra condición humana, pues, mientras vivimos estamos sometidos e inclinados al mal, engaño o mentira; al abuso del poder sobre otros, especialmente los más débiles. La tentación se hace presente bajo apariencias de bondad, bien y verdad. Todo lo que uno pudiera aspirar a ser y tener: placer, fama, poder y ello, de cualquier manera, que sea.
Es bajo esta apariencia que no es más que un engaño, como nosotros nos empeñamos, por alcanzar el poder adquisitivo y político con el que nos ilusionamos para lograr lo que queremos. Es curioso, pero real, que ésta sea también la descripción actual de nuestras propuestas humanas colectivas, llámense “sociedad del capitalismo”, “socialismo” o cualquier otro tipo de “ismo” con que se nos presentan como reflejo y referente social, fundamental, como espejo.
En realidad, no es más que un “espejismo”, “engaño” –tentación- para desordenar todo proyecto de vida humana, hacia intereses particulares (¿demoniacos?), muy contrarios a la verdadera y única propuesta “divina” ofrecida por Dios desde el origen mismo de la vida; que en su esencia original fue calificada por Él como “buena” en toda la obra de su Creación. “Y vio Dios que era bueno...”.
Tanto hemos trastocado el orden de la creación, que no es de extrañar en nuestro mundo hoy que, para muchos, el malo –enemigo- sea Dios.
La ética o moral, los principios y valores, la auténtica verdad y el don “abnegado” de sí mismo, para que otros tengan vida abundante..., (todo lo que no es “engaño” “mentira” o “mermelada”) lo que es bueno, bello, y verdadero..., no acumula créditos suficientes para nuestro tiempo. Va a contra corriente de la propuesta del mundo hoy, de forma más aguda y crítica que antes.
Las propuestas de este mundo nuestro, en términos de la espiritualidad ignaciana, corresponden a “la bandera del mal espíritu” presentada con las aspiraciones de: riqueza, fama y reconocimiento. Definitivamente: Tener. Poder. Placer.
Es claro que así, nuestra vida deja de ser un proceso en búsqueda de verdad y sabiduría; un anhelo por la bondad, la belleza y cualquier propuesta que aleje nuestro deseo insatisfecho de poder. Vida en la que nuestros, “mal-supuestos derechos”; no nos alejen del servicio, la solidaridad y la entrega de lo que somos y tenemos...en favor de los demás.
Nuestra vida hoy, convertida en “La gran Tentación” se ha vuelto, bajo las apariencias de bien, gozo y verdad, una historia loca de inclinados y buscadores insaciables del “Poder”, “Tener” y “Placer”. Resultamos sometidos al poder del mal y la muerte... habiendo abandonado la propuesta verdadera; el camino hacia la vida. Perdimos nuestra condición original: ser “hijos de Dios” al olvidar que “no somos dioses” ...que: ¡sólo al Señor Dios, adorarás y servirás!.