Síguenos en:
Columnistas | PUBLICADO EL 20 julio 2020

Tasajera y sus tragedias olvidadas

Por Daniel González Monery

Universidad del Atlántico
Lic. Ciencias Sociales, semestre 8
moneri11@hotmail.com

Tasajera es un pequeño caserío, sobreviviente entre el mar y la ciénaga, partido en dos por la cicatriz enorme que es una carretera para ese pequeño hábitat costero, pleno de miseria y necesidades que no parecen resentir quienes viven allí. 41 muertos y graves heridos, dejó el infortunado accidente provocado por quienes intentaban saquear un camión de gasolina. En las redes sociales ha habido todo tipo de comentarios; los más fuertes y airados clamando por la represión de la mala conducta de esos moradores.

Y es que en cierta forma, no estoy de acuerdo en la justificación del robo por necesidad. Porque creo que cuando se nace con necesidades, lo que debe hacerse es trabajar y esforzarse por salir de ellas y no abrigarse en ser víctimas de la pobreza toda la vida. Sin embargo, es injusto decir que en esta historia “los malos del paseo” son los ladrones, pues detrás de esa “inhumanidad”, al momento de escoger entre ayudar al conductor y robar, y de esa “estupidez”, a la hora de elegir entre escuchar a las autoridades, y seguir con el peligroso robo, está un Estado indolente que olvidó a los habitantes de Tasajera.

Quiero invitarlos a que no veamos la explosión como un merecido “castigo divino” (proveniente de personas que quizá no han atravesado necesidades), ya que hay que entender que muchos de los que llegaron a robar lo hicieron porque así han aprendido a sobrevivir. En Tasajera no hay nada. Casi nunca hay agua, luz y no existen las oportunidades. Por el contrario, hay olvido, desolación, hambre, injusticias, por eso, hace tiempo que los de Tasajera aprendieron a “cuidarse solos”.

Aprendieron a creer que cuando se trata de sobrevivir, todo se vale. Aprendieron a valerse por sí mismos a costillas de quienes se accidenten. Aprendieron a que, como nunca han recibido lo que necesitan de parte de sus gobernantes, se merecen quedarse con lo que encuentren. Pero sobre todo, aprendieron a no creer en las instituciones y a no tener el más mínimo respeto por ellas. Muchos entendemos su situación y por eso alzamos la voz por ellos, por sus invisibles tragedias y buscar a quienes deseen un cambio significativo.

*Taller de Opinión es un proyecto de
El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión
joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades
e instituciones vinculadas con el proyecto.

Si quiere más información:

.