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Columnistas | PUBLICADO EL 03 diciembre 2022

Sobre incertidumbres varias

Ahora asistimos a un mundo de incógnitas ampliado y hoy se dice una cosa y mañana otra. Mientras tanto, el tiempo corre y los climas y humores son variados. agresivos, asustadizos.

Por José Guillermo Ángel R. - memoanjel5@gmail.com

Estación Incógnita, a la que llegan cómics como el Acertijo, burleteros como el Jocker (alías el Guasón), superhéroes cansados como Supermán y la Mujer Maravilla; científicos que crean destrucciones y distopías (parecidos a Lex Luthor), gente venida de otros planetas y arrepentida de haber pisado la Tierra (de ahí sus ojos brotados), fiscales de doble cara (El caballero de la noche convertido en Batman), financistas que habitan best sellers (o sea, dinero, pasiones, política y dólares), expertos en marketing perdidos entre productos que muchos dejan de lado porque están practicando la economía circular, muchachos que dejan de estudiar para vivir las emociones del emprendimiento y protestar contra los costos de las matrículas y materiales de estudio, prospectivistas con los cálculos perdidos, consultores que más parecen profetas o creadores de horóscopos, depresivos acompañados de tóxicos, empleados que esperan la baja de improviso, etc. Ahora asistimos a un mundo de incógnitas ampliado (exceso de especulaciones) y hoy se dice una cosa y mañana otra. Mientras tanto, el tiempo corre y los climas y humores son variados y agresivos, asustadizos.

En esta infodemia acelerada, plagada de propaganda y análisis sesgados, espiritualidades escatológicas y multiplicación de psicopatologías, nunca el futuro estuvo tan confuso. Se renuevan pestes y posibles encierros (el covid ataca de nuevo), las economías saltan como si estuvieran en una sartén con aceite (recuerdo las longanizas que narra Tomás Carrasquilla), la política es un tire y afloje, las redes informáticas enloquecen, cantidad de teorías se dan contra las paredes y a la par crecen delincuencias variadas, guerras que no paran y se renuevan ideologías totalitaristas que proponen controlar a la gente a la brava (China). Y si a esto se le suma lo nuclear, todos los estómagos se encogen.

Es claro que la vida se compone de subas y altas, de problemas y soluciones (por esto somos inteligentes). Y que las cosas, cuando se analizan de manera fría y atenta, tienen límites y contenidos claros. Pero estamos actuando en caliente y tratando de sostener un antes global que cambió de manera significativa. Y en esta situación no se trata de persistir en mayores utilidades (la codicia) sino en detenerse en la realidad para ajustarse bien en ella y perder menos. Los cambios son momentos de reposo (no escándalos) que obligan a retomar lo básico para entenderlos trabajando por partes sin intentar resolverlos partiendo de un todo que no se abarca. Hay que informarse bien en lo que atañe a cada elemento en su espacio propio. Como en la teoría de la evolución, la adaptación es esencial y esto se hace lento, sin ofusques. Pero no, estamos saltando en lugar de parar, mirar bien y decidir con inteligencia.

Acotación: el futuro se construye con hechos pequeños, solidaridad, puntos claros y relaciones. No con gritos como el del cuadro de Edvard Munch, en el que la emoción destruye el entendimiento

José Guillermo Ángel

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