viernes
0 y 6
0 y 6
Por Jorge Iván Londoño Maya
Nunca se imaginó Jorge Robledo Ortiz, el poeta de la raza, que su insigne obra fuera, en estos momentos, la máxima expresión de muchos de los antioqueños para demostrar nuestra impotencia y angustia, al ver convertida la alcaldía de Medellín en una empresa familiar dedicada a beneficiar a parientes, amigos, personas recomendadas o impuestas a dedo, y empresas y ONGs, en su mayoría aparecidas de la noche a la mañana. Todo bajo la paquidérmica intervención de los entes de control y el reojo cómplice de muchos miembros del Concejo.
Cuán acertado estaba Robledo Ortiz al comenzar la primera estrofa: “Hubo una Antioquia grande y altanera”, porque, avemaría, sí nos hace falta recobrar esa altanería para demostrar que somos “Un pueblo de hombres libres”.
La sede de la alcaldía, EPM e Hidroituango son juguetes de armar y desarmar de acuerdo con el caudal de egocentrismo del alcalde.
Ahora llega lo que le faltaba, la promoción y ayuda a cierta campaña política presidencial, como forma de agradecer el padrinazgo aunque se presentó como independiente y sin maquinarias.