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Columnistas | PUBLICADO EL 12 octubre 2022

¿Se prepara Colombia?

¿Será Petro el líder para la crisis que se avecina? De una alta inflación controlada con tasas agresivas de interés saltaremos a estrangular la economía para sumirla en la depresión.

¿Será Petro el líder para la crisis que se avecina? De una alta inflación controlada con tasas agresivas de interés saltaremos a estrangular la economía para sumirla en la depresión.

De comprobarse todos los pronósticos elaborados por los distintos organismos financieros mundiales sobre la inminente entrada a una recesión mundial global, ¿se está preparando Colombia para enfrentar esa contingencia?

Porque de presentarse una recesión económica —que consideran irrefrenable entidades como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el periódico The New York Times— las consecuencias serían deplorables. Y Colombia, por supuesto, que sufre una alta inflación y una subida desproporcionada en las tasas de interés, no estaría vacunada contra la nueva peste. Quizás más cruel que el coronavirus, endemia que originó buena parte de esta inminente crisis mundial.

El país cuenta con un buen ministro de Hacienda. José Antonio Ocampo es un hombre serio, juicioso, ponderado. Pero lo vemos muy solo entre quienes lo rodean en el gabinete y también frente a los coequiperos que deberían ser corresponsables en la conducción de la hacienda pública. Además, con un patrón presidente temerario dando señales equívocas en materia económica, a través de tweets insensatos que crean incertidumbres en el sistema financiero internacional, como lo denuncio JP Morgan, el banco más grande de los EE. UU.

¿Es Petro entonces el líder para enfrentar la crisis económica que según expertos se avecina? Anuncian estos que podemos pasar de una inflación desmesurada, que intentan controlar los bancos centrales a través de alzas desiguales en las tasas de interés, a una deflación motivada por la contracción desproporcionada de la economía para evitar más desbordamientos inflacionarios. A una deflación seguirían las quiebras empresariales y el desempleo, originado como reacción en cadena por el estrangulamiento económico. No son voces de casandras, sino de expertos que miran con preocupación que el edificio se vino encima y en determinado momento el remedio pueda ser peor que la enfermedad. Es decir, que de una alta inflación controlada con tasas agresivas de interés se salte a estrangular la economía para sumirla en la depresión. Lograr el justo medio entre inflación y deflación podría ser tan difícil como aprender a nadar en medio del naufragio de la corriente.

¿Qué estará pensando Petro de esta situación que parece pasar de la premonición a la certeza? ¿Calmará sus ímpetus impulsivos para silenciar su Twitter perturbador y procesar cerebralmente este desafío, convocando a un Gran Acuerdo Nacional —que no burocrático como lo tiene— para buscar soluciones que puedan enfrentar con éxito lo que se nos puede venir? No es fácil, dada su personalidad tan disfuncional y contradictoria. Pero la coyuntura ¿lo llevaría a cerciorarse de que solo no puede cargar sobre sus hombros tamaña responsabilidad? ¿Dejará su egoísmo para concluir que debe rodearse por los que saben para enfrentar una situación de modo conveniente para todos los colombianos? Porque con novelistas, colegas excombatientes y congresistas salidos de las balaceras del monte no está en capacidad de enfrentar lo que se puede venir. Tiene que recurrir a la Academia y a la experiencia de su ministro de Hacienda, para formar un equipo de crisis que tenga en sus manos los primeros auxilios y aplicarlos correctamente en caso de asfixia de la economía nacional 

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