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No es lo mismo resistir que resignarse leí en El País de Madrid, y esta generación de alcaldes que se posesionó el primero de enero parece presagiar que por fin algo cambia en este enrarecido aire. No sé si usted piensa lo mismo, pero muchos de ellos, cuando ya estábamos a punto de resignarnos a esta clase política que nos tocó padecer, nos devuelven la expectativa y representan un asomo de esperanza y resistencia frente a los que aún hoy se niegan a cambiar. Con una agenda de prioridades diferente a la del presidente, ellos parecen simbolizar una generación y una manera distinta de hacer política, un modelo alternativo que derrotó de manera estruendosa al partido de gobierno.
Si Mockus le demostró a este país la importancia de los símbolos, estos alcaldes evidencian que la lección está aprendida, qué potente resulta la imagen de Claudia López entrando en bicicleta al Parque Simón Bolívar, allí la esperaban su esposa, un picnic y su madre, que le entregó la banda de alcaldesa, Totó la Momposina y Andrea Echeverri en concierto, dan cuenta de la importancia que la alcaldesa otorga a las mujeres. En su discurso López agradeció al alcalde saliente y habló de reconocer con humildad los errores cuando sea necesario, de publicar declaraciones de renta y declarar inhabilidades, que un político colombiano plantee ideas como estas representa ya un cambio enorme. Pero quizás lo que con más expectativa esperan los escépticos de estos nuevos mandatarios es ver cómo enfrentarán y resolverán las movilizaciones sociales, pues muchos han apoyado y celebrado las marchas pacíficas como instrumento de protesta, de la coherencia con la que las resuelvan, dependerá en mucho su futuro político, bien decía López que “los jóvenes en las calles nos piden a todos, con toda razón, un cambio de era, un nuevo contrato social Intergeneracional, que sea a su vez un pacto definitivo por la igualdad, la transparencia, el desarrollo sostenible y la reconciliación de Colombia”.
Los símbolos siguen, en Manizales, Carlos Mario Marín, de apenas 30 años, nombró a Matilda González Gil, transgénero, secretaria de la Mujer y Equidad de Género, ella es abogada, máster en derecho internacional, youtuber, activista y consultora. En Cartagena, William Dau rompió el protocolo y de manera simbólica a través de la champeta pretendió unir las dos Cartagenas, tan distantes la una de la otra. En Medellín, Quintero nombró un gabinete con personajes de amplia preparación académica, ojalá sea el hacer y no solo el pensar lo que los ayude a enfrentar los retos, en epm nombró a Álvaro Guillermo Rendón, que como dijo un empresario tradicional de la ciudad, en un tono no exento de ironía : “nadie conoce”, pero que bien respondió otro asistente a la misma reunión: “tal vez no lo conozcamos nosotros, porque somos de generaciones distintas, y la nuestra, ya está de salida.” Ni repetir, ni perpetuar, ni resignarse, esa parece ser la intención de los electos, “déjennos ser la generación del siglo XXI” dijo Claudia López en la radio, interesante reto al que se enfrentan este país y los electos.