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El Presidente, en vez de buscar salidas a la crisis, que efectivamente venía de atrás, pero profundizó su gobierno, está dedicado a insistir en sus peleas con los actores del sistema.
Por Rafael Pardo Rueda - opinion@elcolombiano.com.com
Tanto en la escasez de medicamentos como en la realidad que enfrenta el sistema de salud en su totalidad, hay que aceptar que la crisis es multicausal. Sin duda la primera y más importante causa o razón es la insuficiencia de la Unidad de Pago por Capitación. (UPC), lo que se paga por cada paciente afiliado a las EPS y que la Corte Constitucional ha ordenado revisar a la mayor brevedad. Sin el pago suficiente de ese dinero, las EPS no tienen suficiente caja para pagar a los Gestores Farmacéuticos por la entrega de medicamentos. En un serio análisis de La Silla Vacía y otro de El Colombiano, esta es la hipótesis más aceptada, pero el gobierno la rechaza porque prefiere razones políticas y no técnicas. Por eso planteó una teoría de acaparamiento por parte de Audifarma.
Y existen más razones para entender la escasez de medicamentos que incluso pasan por situaciones globales que tienen a muchos laboratorios con sus ventas restringidas, unos por falta de insumos, otros por precios que no les resultan competitivos y unos adicionales por demoras en los trámites de aprobación de licencias.
Otra discusión es si el mercado de las Gestoras representa o no un oligopolio. Cinco firmas concentran el 80 % de las compras.
¿Estamos ante una discusión técnica o puramente ideológica? Yo diría que ambas. Un actor que fustiga a la izquierda dice que quieren estatizar el sistema de salud para las elecciones del 2026. Argumentan desde la derecha que se trata de la apropiación del sistema por vía de intervenciones. Desde otra orilla, la del gobierno, tratan de “vampiros” y “mercaderes de la muerte” a las EPS y a los Gestores Farmacéuticos. El Presidente, en vez de buscar salidas a la crisis, que efectivamente venía de atrás, pero profundizó su gobierno, está dedicado a insistir en sus peleas con los actores del sistema.
Sus peleas políticas tendrían algún sentido si no se llevaran por el camino la vida de la gente, la atención a los pacientes, y lo digo porque más del 60 por ciento de los afiliados pertenecen a las EPS intervenidas por el Gobierno sin resultados positivos. De allí que no solo el gobierno, sino todos los responsables de la cadena que debe garantizar el servicio, tienen la obligación ética de encontrar puntos de encuentro, ojalá en las mesas que han sido convocadas desde el Congreso y pedidas por la Corte, y donde ya, empiezan a estar ausentes la academia y los sectores científicos.
Todos sin excepción, serán responsables de la enfermedad o muerte de cada colombiano, de no asumir la salud como un tema superior a cualquier diferencia ideológica, política o incluso técnica. La vida es sagrada, decía Mockus. Cuanta falta hace la sensatez y la compasión por los pacientes, en estos momentos.