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Columnistas | PUBLICADO EL 16 enero 2023

Que nos vaya bien a los colombianos

El caso de la capital de Antioquia es un buen ejemplo para ilustrar lo que significa reversar por dejar de hacer y retroceder por destruir. Todos perdemos.

Por María Bibiana Botero Carrera* - www.proantioquia.org.co

“No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.” Este inicio de uno de los cuentos célebres de García Márquez me ha retumbado en la cabeza con intensidad desde finales del año que pasó y aún persiste en los comienzos de este 2023. Una sensación de incertidumbre que se incrementa con las noticias, los hechos, el panorama nacional y mundial, con un ambiente convulsionado.

La realidad de una inflación alta que ataca, entre otras cosas, el precio de los alimentos, en un país con más de 20 millones de pobres, en una ciudad como Medellín donde 2 de cada 10 hogares se acuestan sin una de las tres comidas; con un dólar que va montado en un carro de montaña rusa – sube y baja -; las tasas de interés tocando las nubes; sin recuperarnos del todo de las heridas de la pandemia y con una polarización creciente, provocan que en cada conversación surja una pregunta: ¿qué vamos a hacer?

La respuesta, que ayude a darnos claridades sobre cómo se debe conducir este barco a un puerto seguro nos incluye a cada uno de nosotros. Los gobernantes y líderes políticos, sin embargo, tienen una responsabilidad mayor: su mandato, deber y obligación implican generar estabilidad y confianza, darnos certezas, promover vientos de calma, actuar con sensatez, rigor y prudencia; en hacer y construir sobre lo que ha funcionado, trabajar en equipo, derrotar su ego y comandar con humildad. Los delirios mesiánicos solo nos traen más atraso, pobreza, odios y división. El caso de la capital de Antioquia es un buen ejemplo para ilustrar lo que significa reversar por dejar de hacer y retroceder por destruir. Todos perdemos.

El borrón y cuenta nueva que desaprovecha lo que funcionó en el pasado, o que ignora las recomendaciones del presente, es una postura innecesaria y peligrosa.

La narración del escrito de Gabo -1991- con la historia de ese pueblo, que terminó abandonado por un rumor que se esparció a toda la velocidad, es pura ficción, lo sabemos. Sin embargo, el panorama global y el de nuestro país no es fantasía: “algo muy grave va a suceder”.

Por decisión y convicción soy promotora de optimismo, de encontrar posibilidades, de creer, confiar, sumar, hacer que las cosas pasen. Anhelo que a todos los colombianos nos vaya bien, con oportunidades, empleo, estabilidad política que fortalezca las instituciones, pensar en colectivo.

Las causas son de todos, lo público nos convoca a todos. El asesor político español Antoni Gutiérrez Rubí aseguró: “La incertidumbre, la desconfianza en el futuro y el individualismo pueden explicar un fenómeno creciente: la diferencia entre las expectativas personales y las colectivas en América Latina.”

Y aunque el panorama está con varios nubarrones a la vista, en Proantioquia seguiremos apostándole a mejorarles la vida a las personas, trabajaremos por el esplendor de Antioquia con el propósito de que algo muy bueno suceda en este “pueblo”.

*Presidenta Ejecutiva Proantioquia

María Bibiana Botero C.

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