Síguenos en:
x
Columnistas | PUBLICADO EL 13 abril 2020

PRIMERO LA VIDA

Por JUAN JOSÉ HOYOSredaccion@elcolombiano.com.co

¿Primero la vida? ¿O primero la economía? A medida que pasan los días y se extiende la epidemia del coronavirus, esta es la pregunta que se hacen los gobiernos, los economistas, los empresarios, los dueños de los bancos.

Para la mayoría de nosotros, la respuesta es simple: primero está la vida. Pero no piensan lo mismo los presidentes de países como Estados Unidos, Brasil o México, que se han opuesto a las medidas de aislamiento social y han defendido la idea de que la economía no puede detenerse.

Me gusta la respuesta del presidente de la Fifa, el suizo Gianni Infantino: “Ningún partido de fútbol vale una sola vida. La salud es lo primero y lo seguirá siendo hasta que esta enfermedad sea derrotada”.

El periodista mexicano Jorge Ramos piensa lo mismo: “No se debe sacrificar a una sola persona, sin importar su edad, para salvar las bolsas de valores de Nueva York, Sao Paulo o la ciudad de México”

La periodista Carol Pires encuentra paradójico el llamado del gobierno del presidente Jair Bolsonaro a lavarse las manos y proteger la economía en un país donde más de 13 millones de brasileños viven desempleados y sin acceso a agua corriente, energía eléctrica o alcantarillado en las favelas de las grandes ciudades. Para ella, “el gobierno debe poner las vidas por encima de la economía. La epidemia solo ha evidenciado la tragedia y abandono que han vivido las favelas por décadas”.

Colombia es un caso parecido. En nuestro país, el problema de los servicios públicos no es tan grave, pero según el Dane, en enero el desempleo ascendió al 13 %. Esto quiere decir que hay más de 3 millones 216 mil desempleados. Y a fines de 2019, había 5 millones 62 mil trabajadores informales. Si estos últimos no pueden salir a las calles a trabajar, no logran conseguir con qué comer. ¿Esa es la economía que nos llaman a defender?

La economista Cecilia López Montaño dice que la humanidad enfrenta un dilema insólito: cómo actuar frente a estas dos crisis sin que la solución de una signifique la muerte de la otra. Para ella, “en salud, la fórmula aceptada es la misma, el confinamiento de la población por largos períodos, así algunos países la hayan tenido que aceptar a la fuerza. Pero es sobre la economía donde reina la confusión”.

¿Y qué es la economía? En palabras corrientes, es como una máquina movida por una rueda gigantesca conectada a una infinidad de pequeñas ruedas. Cuando las ruedas se mueven, tenemos alimentos, quien los transporte, quien los distribuya y quien los venda. Además, tenemos trabajadores que mueven las ruedas y por lo tanto ganan salarios para comprar los alimentos y las demás mercancías producidas. Además, tenemos energía, agua limpia, médicos, hospitales y medicamentos. Si la economía colapsa, la máquina se detiene y muchas personas no reciben salario. Por lo tanto no tienen alimentos, ni casa, ni tienen cómo pagar servicios médicos y menos comprar medicinas. Tampoco hay cómo sostener los hospitales.

¿Salvar la vida o la economía? El excandidato presidencial Humberto de la Calle dice que la vida es el valor supremo. Sin embargo, cree que “el virus ha desnudado injusticias de tal tamaño que el mundo clama por un correctivo basado en la solidaridad... Hay que aplanar la curva del contagio, pero también aplanar la curva de la inequidad”.

Pienso lo mismo, pero creo que el dilema es falso. Lo primero que hay que preservar es la vida. Y también, la economía. Pero no podemos seguir viviendo en un planeta con una economía en la que más del 80 % de la riqueza está concentrada en un 1 % de la población y la salud se ha convertido en un privilegio que solo pueden pagar los más ricos.

Si quiere más información:

.