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Nada ha valido para que se aplique la destitución, revocatoria o, si se quiere, el retiro voluntario del alcalde. Está aferrado al cargo y con ello, sigue acabando con Medellín. Nunca un burgomaestre había hecho tanto daño a la ciudad. Nunca había habido tanta queja contra una administración de Medellín. En la historia de alcaldes por elección popular, esta administración es la que ha recibido más quejas, más críticas, más rechazos. Es como si hubiera llegado, con su equipo de otras regiones del país, con el propósito de acabar con Medellín.
Nada hemos visto en la ciudad que nos haga pensar que algo positivo se hace en esta villa, que cada día se mejora algo. Por el contrario, a diario se ve que el deterioro aumenta, que el caos va acelerado, que la administración no aparece. Cada día aumentan las quejas por una mala alcaldía que padecemos. Razón tenía Quintero cuando, apenas posesionado, criticaba a los medios de comunicación porque suponía que lo iban a criticar todo el tiempo por su pésima administración. No se imaginaba que fuera posible que lo alabaran porque su mente estaba en acabar con Medellín y esos medios no irían a aumentar su ego.
Calles llenas de huecos, zonas verdes deterioradas, basuras por todas partes, un tráfico colapsado, los parques que dan vergüenza, las autoridades de tránsito ausentes, vehículos estacionados a lado y lado de las vías con interrupción de la libre movilidad, cargue y descargue sin horarios. Mientras tanto, el alcalde atacando a los constructores de Hidroituango para darle la finalización de la obra a unos extranjeros sin el cumplimiento total de las condiciones. Cuando llegó al cargo, atacó como pudo a los constructores de la obra, para entregarla, como hizo, a estos nuevos contratistas.
Yo quisiera poder abrir un concurso para premiar a quien logre descubrir algo positivo de esta administración, algo que, de verdad, vaya en bien de la comunidad de la ciudad. Un alcalde elegido en mala hora, que tuvo que llegar con funcionarios de otras partes, desconocedores de Medellín, porque no conocía a nadie de esta capital.
El Metro también ha sido víctima de esta funesta administración. No hace entrega de los dineros que debe al mejor sistema de transporte público de Colombia. El desarrollo de la ciudad le incomoda y por eso incumple su compromiso con el Metro. No tiene dinero para las obligaciones con Medellín, pero le sobra para malgastarlo pagando a unos norteamericanos para los adornos de navidad. Esto lo hace por el desconocimiento que tiene de los alumbrados navideños que han sido tradicionales en la ciudad y los más admirados por los colombianos.
Es una administración que tenemos que aguantar, ya que los organismos de control la toleran y no actúan como debe hacerse. Lo único positivo que se me ocurre, es que, en el futuro, quienes votaron por el actual alcalde, no lo harán de nuevo por alguien de su misma tendencia