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Columnistas | PUBLICADO EL 29 julio 2022

Oposición irracional

La alcaldía actual es un desastre, pero la oposición a Quintero está entrando al terreno de una cacofonía de críticas que hace imposible distinguir la “señal del ruido” en su mala gestión.

Por David González Escobar - davidgonzalezescobar@gmail.com

Admiro y respeto profundamente la labor que ha desempeñado Medellín Cómo Vamos, por ya casi 20 años, y distintos gobiernos, en la ciudad de Medellín. Sin ser experto en sus asuntos metodológicos, todos sus informes me parecen serios y rigurosos, tanto así que los he utilizado como referencia en distintas instancias de mi vida académica y laboral.

No fui a la presentación de su informe sobre calidad de vida este lunes, pero sí leí luego la totalidad de su contenido. Como siempre hasta ahora, no tengo críticas metodológicas. Sin embargo, sí tengo una crítica grande a una omisión clave en su difusión: da la impresión de que a muchos se les olvidó que en el 2021 seguíamos acarreando las consecuencias de la pandemia. En un documento que vi circular en redes sociales, se destacaban como los puntos más importantes del informe: el decaimiento a la atención social a la primera infancia, el aumento en la deserción escolar, preocupación por el abandono a la atención integral de adultos mayores, niveles récord de pobreza, baja cobertura de educación media y un deterioro en la sensación de seguridad en la ciudad.

La idea no es polemizar sobre lo obvio, en lo que debe haber consenso: todos son temas supremamente delicados que requerían ser visibilizados y, sobre todo, que demandan acciones concretas. Sin embargo, cuando voy a pensar en las posibles causas para la mayoría del deterioro en los indicadores que se mencionan, lo primero que se me viene a la cabeza son los efectos de pandemia y sus cuarentenas en el 2020 y 2021. Pero para la oposición a la alcaldía actual esta no parece ser la explicación más sensata: en la interpretación del informe todo el deterioro en la ciudad queda como si fuera culpa de Daniel Quintero.

Vamos a un ejemplo puntual, el único que muestra comparativos con otras ciudades del país. El informe muestra que Medellín está en niveles históricos de pobreza monetaria y de pobreza extrema. Pasó del 32,9 % en 2020 al 27,6 % 2021 en pobreza monetaria y del 9,1 % al 5,1 % en pobreza extrema. “La que menos disminuyó la proporción de personas en esta situación”, alega el informe, en comparación con las 13 principales ciudades del país, que pasaron del 39,9 % al 34,3 % en pobreza monetaria y del 12,8 % al 7,9 % en pobreza extrema. Invito a los lectores a sacar calculadoras, pero en mi humilde opinión de ingeniero matemático esa disminución proporcional no es lo suficientemente menor como para ser significativa, menos una evidencia suficiente para echarle la culpa al alcalde Quintero por un terrible manejo.

Insisto: mi motivación no es deslegitimar el informe de Medellín Cómo Vamos, que ofrece una fotografía preocupante de lo social que, afortunadamente, estuvo en boca de muchos. Mi crítica es hacia el fenómeno reciente que busca que absolutamente todo lo malo que pasa en la ciudad sea culpa de Quintero, desde una mata seca en un parque y una cancha sin pintar hasta indicadores sociales cuya explicación más evidente puede ser la pandemia.

Para los que no me han leído antes, les resumo mis opiniones frente al actual alcalde: creo que es un manzanillo de tradición, un orate y un truhán que con una narrativa muy hábil está desfalcando la ciudad. Sin embargo, su oposición está entrando en el terreno de una cacofonía de críticas que hace imposible distinguir la “señal del ruido” en su mala gestión. ¿Los indicadores de primera infancia se están deteriorando? Mejor que el foco esté puesto en eso y todo lo que ha pasado alrededor de la contratación de Buen Comienzo en la actual administración, en sus posibles responsabilidades concretas en el asunto.

La alcaldía actual es un desastre, pero no todo puede ser culpa de ella. Pareciera que a muchos les frustrara que al alcalde no le fuera peor. Una oposición desmedida e irracionalmente desbocada le puede acabar haciendo un favor a Quintero. O mejor dicho: le está haciendo un favor a Quintero 

David González Escobar

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