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Columnistas | PUBLICADO EL 03 diciembre 2021

NO TENGO TIEMPO

Por RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZramirovego@gmail.com

En enero escribí que no había que matarse trabajando, cumplir sí. Me escribieron lectores tildándome de vago, de fomentar la vagancia, de ser poco productivo.

Hace cerca de un mes leí un provocador artículo de Sergio Fanjul en El País de España, sobre el enloquecido manejo que hacemos del tiempo.

A todos se nos exige estar haciendo algo, tanto que se siente cierta culpa si no se hace nada. Si no se ocupa todo el tiempo, uno puede ser un fracasado.

Es el capitalismo. Todo es productividad, aunque esta nunca se logra al máximo y, recalco, no asegura una vida mejor.

En aras de esa productividad, Fanjul cita al escritor Oliver Burkeman, el sistema casi ha acabado con los sindicatos y reducido el Estado de bienestar, de modo que hay que estar trabajando en busca de asegurar un futuro que puede no tener futuro. Así.

Un ejemplo actual ilustra esta situación: la gig economy, especie de trabajo autónomo (supuestamente), representada por desarrollos tecnológicos como los domicilios, los uber y otras aplicaciones en la que si se quiere ganar algo hay que correr todo el tiempo.

(Siempre habrá un domiciliario que se pase los semáforos en rojo).

Burkeman habla de 4.000 semanas de vida (unos 76 años), muchas de las cuales no se viven bien por andar a la carrera tratando de ser productivos.

El mercado exige capacitación constante, cosa buena es aprender, pero lo exige para ser más productivos.

En cuatro semanas termina este año, el agotamiento es máximo. El estudio, el trabajo. ¿Cuántos días y semanas se dedicaron al ocio o a mirar para el techo?

Me ha llamado la atención que, hace poco, dos personas me dijeron que trabajaban hasta los sábados así no fuera una exigencia, porque se desatrasaban o adelantaban y que decidieron no hacerlo más porque ‘no pagaba’. Esta no es una opción para muchos.

Y hay diversas ocupaciones para ‘hacer nada’, que tan mal les suena a algunos. Desde ver aves, mirar árboles, la naturaleza, caminar, o sentarse a pensar, a mirar cómo pasa el mundo.

Jorge Moruno, citado por Fanjul y autor de libros como No tengo tiempo, afirma que “... Si la ciudadanía del siglo XX se vinculó con el derecho al trabajo, la del siglo XXI tiene que hacerlo con el derecho al tiempo: el derecho a vivir con dignidad como algo garantizado al margen de la situación laboral”.

“Somos el tiempo que nos queda”, escribió el fallecido Caballero Bonald. ¿Cuántas de esa parte de las 4.000 semanas que le quedan, se dedicará a vivir para usted?

Maullido: ojo, la situación no está como para gastar mucho dinero esta temporada.

Ramiro Velásquez Gómez

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