Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
Como los casos de nacimientos de bebés en trenes son tan escasos, seguro que no va a generar un efecto llamada el ser un poco dadivosos con ese ser que llega al mundo en circunstancias tan singulares.
Por Lina María Múnera Gutiérrez - muneralina66@gmail.com
Ni las historias felices aguantan los rigores de esta economía mundial que se mueve al vaivén de una espiral inflacionaria y que al parecer minimiza la generosidad corporativa. Por lo menos eso es lo que se concluye después de leer la noticia del nacimiento de una bebé durante el trayecto en tren de Nairobi a Mombasa en el África. El acontecimiento cogió por sorpresa a todos los pasajeros - incluida la madre que rompió aguas antes de tiempo -, a punto de llegar a su destino, pero la fortuna quiso que un médico y una enfermera fueran en uno de los vagones y, ayudados por una de las azafatas, trajeran al mundo sana y salva a la niña.
El tren no era uno cualquiera, sino el Madaraka Express de Kenia. Pura tecnología y alta velocidad que hace parte de Standard Gauge Railway (SGR), el proyecto de infraestructura más grande que se haya construido en ese país desde que se independizó de Gran Bretaña en 1963. Nada que ver con ese megaproyecto que emprendieron los ingleses en 1896 para facilitar el comercio con su colonia y que resultó tan costoso y tuvo que pasar por tantas adversidades que muchos en Londres empezaron a llamarlo “el tren lunático”. Lo que en ese entonces se hacía en 15 horas en un tren añoso, hoy toma seis en vagones cómodos y con aire acondicionado.
Pues bien, la bebé que nació en el Madaraka llegó a Mumbasa y junto a su madre fue llevada al hospital más cercano. La compañía de trenes emitió un comunicado reportando lo vivido, las felicitó y adiós muy buenas. Ni un detallito. Que diferencia con otros acontecimientos semejantes ocurridos en países cercanos aunque en tiempos al parecer más boyantes.
En 2008, una mujer senegalesa de 27 años se convirtió la primera en dar a luz en un Tren de Alta Velocidad (AVE) español que iba de Málaga a Madrid. También tuvo la suerte de ser atendida por personal médico que viajaba por casualidad en uno de los vagones y ella y su marido recibieron regalos y dinero de algunos de los pasajeros para dar la bienvenida a la niña.
Diez años después, una señora que iba en un tren de cercanías parisino entró en trabajo de parto y tuvo un niño. Y al año siguiente, en 2019, otra mujer que iba en un tren irlandés de Galway a Dublín dio a luz a una niña ayudada por otro médico y dos enfermeras que iban entre el pasaje. Fuera de haber vivido historias con final feliz, estas dos mujeres recibieron sendos regalos por parte de los respectivos gobiernos: las compañías ferroviarias de Francia e Irlanda le dieron a cada bebé nacido en sus vagones tiquetes gratis hasta los 25 años.
Como los casos de nacimientos de bebés en trenes son tan escasos, seguro que no va a generar un efecto llamada el ser un poco dadivosos con ese ser que llega al mundo en circunstancias tan singulares. Bien valdría la pena que Kenya Railways se metiera la mano al bolsillo y le diera algo más que una felicitación a esa criatura. A ver si les llega el mensaje...