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Columnistas | PUBLICADO EL 24 marzo 2022

Mujeres

Las mujeres ucranianas, dentro y fuera de su martirizado país, encarnan la resistencia de ese pueblo.

Por Óscar Domínguez Giraldo - oscardominguezg@outlook.com

Después de dejar a sus hijos en la frontera, decenas de mujeres ucranianas regresan a dar una mano en la lucha contra el invasor ruso. Ellas y otras mujeres dentro y fuera de su martirizado país encarnan la resistencia.

Despistado que soy, pienso que si la reencarnación del dueto Stalin-Hitler viera las imágenes de la guerra por televisión retiraría sus tanques. (De todas formas, Putin se ganó su puesto en el basurero de la historia. ¡Pobre basurero tan mal acompañado!).

Rozalia Chova, abuela ucraniana de 98 años, ha creado una nueva oración por la paz: “Hago un llamado a todas las personas. Sean amables unos con otros; respétense; ayuden, salven al mundo un poco más; porque si usan las armas nucleares, los perderemos a todos. No hay necesidad de matar a nadie, la gente no debe ser golpeada; se muere sola”, afirmó Rozalia.

Agregó: “Gentes, recobren el sentido. Y lo más importante, tú, Putin, comenzaste la guerra contra Ucrania y Ucrania te alimentó con manteca de cerdo, y ahora la atacas”, dice la abuela en un video de la agencia AFP que se puede rastrear en internet.

“Si los tanques llegan a Solonka, les diré que regresen por donde vinieron e incluso les daría pan para el camino”, dijo también Rozalia.

Ameli es una niña ucraniana residente en Italia. Compuso una canción desgarradora que también se puede encontrar en YouTube. Sus lágrimas silenciosas completan la banda musical.

“Cuando el mundo es violento, no hay futuro. Cuando el sueño se apague, el miedo te atrapará. Los niños no jugaban, pero huían con sus papás y sus mamás... La maldad... En el cielo, nunca brillaba el sol. Las calles estaban vacías en el silencio. Había quién rezaba por la paz, pero luego lloraba como nosotros...”.

“Dejar su casa, su vida y luego no volver más. No hay paz, no hay amor. Cuando el golpe de un cañón rompe el silencio, sacude la noche y el mundo cierra los ojos. Con nosotros se fue la esperanza. Toda la vida dentro de la maleta...”.

En plena invasión, una excepcional mujer rusa, Marina Ovsianikova, sin disparar un solo tiro, le ha propinado a Putin la principal paliza sufrida por este desde que desató el horror.

Marina, periodista, irrumpió en el estudio del noticiero de televisión para el cual trabajaba y en plena emisión desplegó un cartel que decía: “No creas la propaganda. Te están mintiendo aquí”.

Previamente, había grabado un video para explicar su protesta: “Lo que está pasando en Ucrania es un crimen. Y Rusia es el agresor. Y la responsabilidad por esta agresión recae en la conciencia de un solo hombre: Vladímir Putin... Rusia debe poner fin inmediatamente a esta guerra fratricida”.

Temimos por su vida, pero los esbirros del Atila ruso elevado a la enésima potencia la liberaron. (Y disculpe, don Atila, por el paralelo con Putin) 

Óscar Domínguez Giraldo

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