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Medellín: con el agua al cuello

Con un valle como el nuestro, estrecho y montañoso, rico en cuencas hidrográficas, un río imponente y construcción descontrolada en las laderas, hay que tuitear menos y hacer más en el mundo real.

La imagen de ese carro blanco sumergido en el deprimido del barrio Conquistadores, después de una intensa lluvia sobre Medellín, y la escena de sus dos ocupantes luchando por salir, respirar y vivir, son demoledoras - envío un abrazo fuerte y compasivo a su familia-.

La rendición de cuentas sobre este hecho se puso en modo excusa: la actual Alcaldía atribuye las constantes inundaciones, desbordamientos del río Medellín y de quebradas al cambio climático. Reconocemos el enorme reto que implica el calentamiento global y el mensaje de urgencia y acción que conlleva, sin embargo, es posible prevenir, mitigar y en especial responder con rigor a este tipo de emergencias que son frecuentes.

Hablar con ligereza del cambio climático desvía la atención de lo esencial y le resta importancia. Coincidimos con el Foro Económico Mundial que calificó esta problemática, en su más reciente informe, como una de las grandes amenazas para el planeta. Este es un asunto del presente y no llegará cuando hayamos muerto. Es una realidad que está aquí y es inaplazable.

El exsecretario de medioambiente Camilo Quintero, quien trabajó para la actual Alcaldía, dijo en su cuenta de Twitter: “Alcalde, en plena construcción del actual Plan de Desarrollo -febrero 2020-, desde la Secretaría de Ambiente te pedimos formalmente $100.000 millones para la gestión y el mantenimiento de las quebradas. No escuchaste e hiciste lo contrario: desfinanciar la Secretaría”

Este reclamo se suma a otras denuncias públicas sobre el Dagrd, entidad responsable de la atención y prevención de desastres en la ciudad, que advirtieron sobre las condiciones laborales en esa entidad pública y en la que presuntamente habría servidores atendiendo emergencias sin vinculación contractual, seguridad social o cobertura de riesgos.

Con un valle como el nuestro, estrecho y montañoso, rico en cuencas hidrográficas, un río imponente y construcción descontrolada en las laderas, hay que tuitear menos y hacer más en el mundo real.

Se requiere una Secretaría de Medio Ambiente con presupuesto para invertir en prevención y mitigación del riesgo, un Dagrd con personal idóneo, calificado, lo mejor de lo mejor para cuidar la vida y prevenir desastres, que de ejemplo y testimonio de vocación y guía para el cuerpo de bomberos, rescatistas y personal de apoyo; conservar a EPM alineada con su corresponsabilidad en el mantenimiento de quebradas, alcantarillas, protección y planeación del río e identifique soluciones técnicas ante este nuevo régimen de lluvias; una Dirección de Planeación en sintonía con los desafíos en densidad urbana; actuaciones eficientes del Área Metropolitana como autoridad ambiental y una cultura ciudadana consciente del cuidado de nuestras fuentes hídricas.

La alerta está encendida, la temporada de lluvias seguirá con intensidad. Que prime la coherencia entre “activismo” y liderazgo. Una vez se está en el poder el compromiso es indelegable: hay capacidad para decidir y ejecutar.

A Medellín la mantendremos a flote con una ciudadanía activa, valiente y vigilante de los recursos públicos. Este año es decisivo

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