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La prospectiva es un asunto arriesgado y para colmo de males el año comenzó movidito, con tensión entre Irán y Estados Unidos. Con los ataques armados de lado y lado se resintieron el mercado del petróleo y las bolsas de valores por el temor a lo que podía pasar si las cosas empeoraban. Sobre todo, desde entonces el mundo es un poco más peligroso.
Finalmente, bajó la beligerancia, pero permanece una calma chicha dado que la región es un polvorín por su inestabilidad, mal gobierno y los recursos que están en juego. Una parte muy importante de las reservas mundiales de petróleo se encuentran en el área y el crudo circula por vía marítima dentro de ella. Ese será seguramente un tema recurrente en este año con una alta probabilidad de que no sean buenas las noticias, ya que demostró su capacidad para producir consecuencias económicas negativas.
Aún si nada pasa, la salud de la economía mundial es un tema de preocupación. El FMI ya dijo que prácticamente esta no había crecido en 2019. Fallaron a la cita la debilitada economía europea, India y China, así como otros grandes emergentes en dificultades (Brasil, Argentina). El contraste es notorio con Estados Unidos, cuya economía prácticamente está en el pleno empleo. Así y todo, su dinámica no compensa la debilidad generalizada de muchas economías.
Las buenas noticias son que el gobierno chino, consciente de la dificultad de los tiempos, ya anunció que va a hacer “ajustes contracíclicos” para estimular la economía y que la economía alemana, el motor de Europa, se está recuperando. Está por conocerse, además, el anhelado acuerdo de primera fase entre Estados Unidos y China que ayudará enormemente a recuperar los flujos de comercio y a restaurar las cadenas de valor.
Y, definitivamente, las elecciones presidenciales en Estados Unidos serán un evento global en 2020. Eso puede sonar chocante, pero es una realidad que lo que suceda con la política en Estados Unidos afecta el progreso mundial de una u otra forma. De ahí el interés que suscita. Además, en esta ocasión aparecen los elementos del “impeachment”, en medio de la campaña, con el riesgo adicional de que la política externa del país se mezcle con el debate político interno.
Para muchos Trump ha sido uno de los peores presidentes de Estados Unidos y no tiene ninguna posibilidad de ser reelegido. En realidad, eso no es tan claro. La economía juega a su favor y a otros tantos les gusta su estilo de americano feo para negociar, y seguramente le darían su apoyo en las urnas. Si los demócratas no eligen bien su candidato y dan señales confusas al centro político pueden perder las elecciones de noviembre.
El año no comienza bien en Francia y la disputa entre el gobierno y los manifestantes en contra de la reforma pensional continúa, aún a pesar de las fiestas. Las posturas son cada vez más vehementes y eso hace que la posibilidad de levantar el paro se vea lejana. Llevar los numerosos sistemas de pensiones a un sistema universal, hará que muchos franceses deban trabajar más tiempo y pierdan muchos beneficios, de ahí su tozuda resistencia que se prolongará a lo largo del año y puede afectar a la economía gala.