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Por Lina María Múnera G.
muneralina66@gmail.com
Hoy en día, el prestigio es un bien intangible asociado al mérito personal o institucional que muchos buscan alcanzar. Sin embargo, en otro contexto histórico era una palabra peyorativa que hacía alusión a la soberbia, a la pompa y al engaño. Por otro lado tenemos el arribismo, que es la pretensión de ser algo que no se es y para lo cual se usan toda clase de medios sin que exista el filtro de la conciencia o la ética. Y si a estos dos conceptos les sumamos cantidades ingentes de dinero, podemos construir un relato que no hace parte de la ficción sino del mundo real que habitamos.
Eso viene a mostrarnos un nuevo documental titulado Operation Varsity Blues: the college scandal, basado en el escándalo que se destapó en 2019 sobre la admisión de estudiantes a las universidades más prestigiosas de Estados Unidos, mediante trampas y engaños perpetrados por un consejero universitario llamado Rick Singer, al que algunos padres pudientes pagaban en secreto para que consiguiera que sus hijos llegaran a hacer parte de la élite académica norteamericana. Y ni siquiera con el objetivo de que alcanzaran una determinada educación, sino con el fin de sumar en su haber un símbolo más de estatus del cual alardear.
Dentro de la dinámica americana, el 85 por ciento de los estudiantes entra a las universidades según corresponda a su curriculum académico, por lo que llaman la “puerta delantera”. Un porcentaje pequeño lo hace porque su familia entrega donativos de más de 10 millones de dólares a estas instituciones, es decir, por la “puerta trasera”. Y Singer convenció a los padres de que podía abrirles una “puerta lateral” falseando hojas de vida y cambiando resultados de exámenes por cifras más “económicas” que rondaban los cientos de miles. Llama la atención que la mayoría aceptó el trato sin que sus hijos lo supieran, así que tras el escándalo muchos habrán tenido que dar explicaciones incómodas sobre sueños frustrados, aspiraciones arribistas y afán de prestigio en su acepción más antigua.
50 personas fueron acusadas de participar en esta trama. El castigo para la mayoría no supuso más de un par de días en la cárcel, el pago de pequeñas multas o la detención domiciliaria. Muchos aún no han recibido sentencia, incluido Singer, el cerebro de toda la trama, ya que colaboró con el FBI delatando a sus clientes. ¿Por qué habiendo más de 3.000 universidades sólo en Estados Unidos, muchos están dispuestos a llegar a estos extremos? Porque a ojos de quienes tienen tanto dinero, la educación es una mercancía y el concepto de moralidad se borra frente a la posibilidad de aparentar tener lo que el propio mérito no pudo darles