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El interés general es un misterio para esos políticos que se encierran en despachos y se olvidan de ir al café o al bar de siempre a charlar con la gente de su barrio, de su comuna.
Por Humberto Montero - hmontero@larazon.es
Con todo el lío desatado por el presunto ingreso irregular de 15.000 millones de pesos en la campaña que dio la victoria a Gustavo Petro estamos obviando lo más urgente. A principios de semana, el Banco Mundial actualizaba sus previsiones macroeconómicas. Puede que las cifras le suenen todas parecidas y que no termine de creérselas. No se lo reprocho, con la cantidad de vaticinios, oráculos y cábalas de las que nos hacemos eco los medios de comunicación. Sin embargo, indican tendencias, preocupantes en este caso para Colombia y para su bolsillo.
En el análisis de Latinoamérica, el Banco Mundial mejora las proyecciones de Colombia en cinco décimas, al 1,7%. ¿Será suficiente? Con la inflación en el entorno del 12%, todo indica que se queda muy lejos de lo necesario para el avance general.
Para que nadie dude, vayamos a las ideas recogidas por el gurú español contratado por Gustavo Petro en su campaña, Antoni Gutiérrez - Rubí, cuyos pagos – cuantiosos, según el caché del asesor – no fueron reportados, al parecer, al Consejo Nacional Electoral. Mal, señor Petro.
Según indicó Gutiérrez-Rubí en una charla reciente celebrada en Chile y recogida por el medio digital chileno “Ex Ante”, una de las claves que afecta a toda la región es que 100 millones de personas han cambiado el estatus económico en Suramérica, de pobres a extremadamente pobres, que las proyecciones del FMI para 2023 no son alentadoras sobre un cambio en este ciclo.
El genio del análisis político remarcó que sólo una de cada 10 personas confía en el prójimo y que la confianza en América Latina es la más baja en el mundo. También que, para los electores latinoamericanos, el 90% sus inquietudes políticas forman parte de su agenda personal.
Para muchos gurús de la comunicación política pasados de tuerca de tanto hincarle el diente al “Príncipe” de Maquiavelo la política es un arte enrevesado lleno de conjuros mágicos y pociones aritméticas que se cocinan en el MIT o en centros de pensamiento convertidos en sociedades secretas a las que, para entrar, hay que pedir un crédito.
Pues no se crean esos trucos. Claro que la política es compleja y tiene multitud de aristas, porque se trata de buscar el máximo beneficio para la sociedad con los recursos de todos. De algunos más que de otros, cierto es. Pero el interés general es un misterio para esos políticos que se encierran en despachos y se olvidan de ir al café o al bar de siempre a charlar con la gente de su barrio, de su comuna.
Puede que les resulte efectista, pero para ganar unas elecciones basta con conectar con el elector y generar ilusión en un proyecto común. Porque a la gente - en mi modesta opinión de politólogo a la par que periodista - no sólo le interesa lo suyo, sino que también quiere formar parte de un proyecto común, como ha ocurrido sin ir más lejos en la Comunidad de Madrid, donde Isabel Díaz Ayuso acumula victorias hablando del interés de todos, de lo que le importa a la mayoría.
Pero para eso hay que tener credibilidad. Algo que Petro está perdiendo a marchas forzadas y que ningún asesor podrá reponer por caro que sea. Mientras Colombia pierde el tiempo en esas cuitas, los bolsillos de todos ustedes no paran de menguar. Y eso es el interés general, los dineros de todos, y el futuro de sus hijos. Ni más ni menos.