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Columnistas | PUBLICADO EL 28 febrero 2022

Lo que moriría con Petro

Por Juan David Escobar Valencia - redaccion@elcolombiano.com.co

Como el premio nobel de Literatura William Butler Yeats murió en 1939, no pudo conocer a Gustavo Petro, el candidato del chavismo en Colombia, pero como su frase: “El problema que hay con él es que cuando no está borracho está sobrio” describe tan bien a Petro, uno duda.

Ver al exsecuestrador borracho en una tarima, convencido que los colombianos son tan idiotas que no se darían cuenta, y oír sus incoherencias disfrazadas de interés por los pobres, te logran preocupar porque, de tomar el volante del país, podemos anticipar el accidente trágico en que morirán las instituciones que con tanto esfuerzo hemos configurado y el equilibrio entre ellas; morirán décadas de sacrificio de empresarios y trabajadores; morirán la libertad, la propiedad privada, el deseo de emprender e innovar y la cultura de la dedicación, porque en el comunismo lo anterior es castigado con expropiación y cárcel; veremos esfumados los ahorros de los colombianos en los fondos de pensiones y, como siempre ocurre en los modelos comunistas, el hambre será la única abundancia.

Pero la verdadera amenaza de Petro no es cuando está borracho. El peligro que él representa para el futuro de este país, especialmente el de los jóvenes, es cuando está “sobrio” y posa del superdotado que, supuestamente, tiene las respuestas a todos los problemas. Estando sobrio salen de su boca, además de mentiras y resentimiento, tantas “soluciones” falsas y contraproducentes que uno desearía que estuviese borracho porque tal vez no sería tan “ingenioso”.

La lista de estúpidas y falsas propuestas, supuestamente en defensa de los pobres, del marxista con ánimo de lucro es enorme y peligrosa, pero no debemos olvidar quién fracasó descomunalmente como administrador público en Bogotá y quién estuvo liderando el fallido golpe de Estado del año pasado, disfrazado de “protesta”, que produjo tanto desempleo, hambre, inflación y quiebras de empresas como la pandemia.

Cuando son analizadas sus “geniales soluciones”, se descubre que, por el contrario, serán los pobres quienes más sufrirán las consecuencias de las siempre empobrecedoras y fracasadas ideas comunistas. Solo algunos ejemplos. Acabar las rentas petroleras, con que se pagan los subsidios y el gasto social. Bajar los arrendamientos, que es, principalmente, un ingreso no de los ricos, sino de los estratos 1, 2 y 3. Emitir moneda, que no es gratis como muchos creen y provoca inflación, el peor impuesto para los pobres. Tomarse el Banco de la República para que ya no sea la entidad técnica que cuida la capacidad de compra de los colombianos, sino el botín de los sindicatos y colectivos que apoyaron al comunista multimillonario en los bloqueos. Acabar con las fuerzas militares y el Esmad para que los delincuentes, sus aliados de la primera línea, extorsionen y roben sin límite a los ciudadanos de a pie.

En democracia, los gobiernos no son tan malos como los políticos, sino tan malos como los votantes. Permitir que Petro gane las elecciones sería descubrir que Colombia tendría una muerte atroz.

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