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Columnistas | PUBLICADO EL 19 abril 2022

La trampa es la estrategia

Mentir es la forma más sutil de la trampa, logrando enredar y confundir. De eso se nutre el populismo, de eso se ha valido Petro para consolidar su imagen de cambio.

Por Melquisedec Torres - @Melquisedec70

Y el verbo se hizo trampa. Mentir es la forma más sutil de la trampa, logrando enredar y confundir. De eso se nutre en buena parte el populismo, el engaño para lograr el poder y, ya con el poder en la mano, ejecutar todo lo que se dijo que no se haría o se dijo que se haría, pero de formas tan sutiles que la palabra expropiar se convierte en democratizar o comunismo ahora es progresismo.

De eso se ha valido Gustavo Francisco Petro para consolidar su imagen de cambio, de renovación, de alternativa, de nuevo modelo de la política; todo ello, a punta de mesianismo, que es la nueva forma de caudillismo celestial.

Algunos ligeros detalles de la estrategia hecha trampa:

Petro lanzó feroces críticas al Plan Nacional de Vacunación afirmando que no funcionaría, que nos demoraríamos siete años en vacunar a toda la población, y pedía compras masivas de vacunas cubanas y rusas. Peor aún, afirmaba que las vacunas no rusas ni cubanas no servían para la variante ómicron.

Dejó la Salud de Bogotá con déficit de más de $ 570 mil millones y ahora propone volver trizas todo el modelo de ley 100.

Copió la imagen del metro de Moscú para decirnos que eran los diseños de su fallido metro subterráneo.

En su campaña a la Alcaldía de Bogotá prometió mil jardines infantiles, decenas de colegios y varias sedes universitarias. Y ahora dice que hizo 23 colegios nuevos; después, que fueron 26, y luego, que 45 y 48 colegios.

Su cuenta de Twitter, a la que hay que abonarle que no borra casi nada, está repleta de noticias falsas, especialmente con hechos de sangre y violencia.

Al comienzo de la brutal crisis social y económica de Venezuela, quiso probar que allá no había hambre exhibiendo estantes llenos. Y nunca vio pasar a siete millones de venezolanos que huían hacia países vecinos.

Mostró a un “joven boyacense” campeón de física cuántica. Era un actor porno conocido como “Jordi el niño polla”.

Un viejo árbol cayó sobre la tumba de Jaime Pardo Leal; Petro dijo que era un atentado de “la extrema derecha”.

Publicó una encuesta falsa en la que su vástago Nicolás le ganaba la gobernación del Atlántico a Elsa Noguera. Ella ganó con 48 puntos de ventaja.

Y, para no desentonar con la actualidad, acerca de la reunión en La Picota de su hermano Juan Fernando Petro —a quien, en Semana Santa, Petro terminó negando más que Pedro a Jesús— dijo en La W Radio que sí sabía de la visita, que estudiaban un documento de Iván Moreno y su vieja teoría del “perdón social”. Y su asesora Cielo Rusinque lo secundó en la misma emisora para reconfirmar que sí sabían y que la invitación se la habían hecho a la campaña. Ahora lo niegan y afirman que todo es un “entrampamiento”, y su vocero in pectore Roy Barreras ya dijo, en otras palabras, que el hermanito Juan Fernando era poco menos que un idiota.

Una mentira repetida mil veces se convertirá en verdad, dicen que dijo Joseph Göbbels, jefe de Propaganda de Hitler. Alumnos le quedan, parece 

Melquisedec Torres

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