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Columnistas | PUBLICADO EL 11 febrero 2015

LA JORNADA ÚNICA

  • LA JORNADA ÚNICA
  • LA JORNADA ÚNICA
PorJulio César Tettay Callejirafa51@une.net.co

El Gobierno, con la ministra de Educación a la cabeza, anda preconizando que la implantación de la jornada única en los establecimientos educativos es la panacea para mejorar la calidad de la enseñanza en Colombia.

No por estar sentado en la silla de un teatro la calidad de la película mejora. No por estar más horas en un escritorio la calidad del trabajo es superior. Eso no se mide en “horas-nalga”. La película es buena si hay un buen guión, un buen director y excelentes actores. La calidad del trabajo es el resultado de una buena dirección, de la definición de objetivos claros y concretos y por encima de todo, de la actitud del empleado.

No creo, como lo afirmó el presidente, que la jornada única haga que las tasas de embarazo adolescente y de delincuencia disminuyan. Las niñas se embarazan por causas diferentes que tienen que ver con su condición socioeconómica, y los muchachos caen en la delincuencia generalmente por falta de oportunidades en el mundo de la legalidad. La jornada única no puede ser la solución a gran cantidad de problemas que nos aquejan.

Pretender con la jornada única mejorar la calidad de la educación es como buscar el ahogado río arriba. La problemática tiene más hondas y profundas raíces.

Los cambios de fondo no pueden ser tan simples como eso. Hay primero que reestructurar los currículos, asegurar que los docentes tengan las competencias adecuadas y que las directivas de las entidades educativas tengan el liderazgo pedagógico para orientar verdaderos procesos de formación.

Lo mejor del caso es que la jornada única se implantara obligatoriamente en los colegios oficiales y no en los privados (de hecho, estos últimos casi todos ya la tienen, porque cuentan con la infraestructura y financiamiento para ello, además no son los colegios los que suministran la alimentación y si lo hacen, cobran por ello, la que sí tendría que suministrar el Gobierno en los establecimientos oficiales donde imponga la jornada única).

La mayor motivación para implantar la jornada única fueron los pésimos resultados del país en las pruebas Pisa (Programa internacional para evaluación de estudiantes), con lugares muy cercanos al último entre 65 países medidos. Quedamos de 62 en matemáticas, de 60 en ciencias y de 50 en comprensión de lectura. Pero no se logrará nada positivo si con la jornada única a los estudiantes les van a dar más de lo mismo.

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