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Columnistas | PUBLICADO EL 17 noviembre 2022

La importancia de la reforestación

En el siglo XVI la temperatura de la Tierra bajó dos grados centígrados gracias a que los indígenas nativos abandonaron los espacios empedrados y allí volvió a surgir la vegetación

Por Juan Gómez Martínez - redaccion@elcolombiano.com.co

Hace años, un científico alemán, que se vino a vivir a Popayán, se dedicó a trabajar con la guadua para construcciones de viviendas y obras públicas como puentes. Un paso peatonal por encima de la vía que va del puente sobre el río Cauca a Santa Fe de Antioquia todavía está en servicio. En su inauguración se ensayó con un campero Willis que pasó sobre él sin que sufriera daño alguno.

Ese alemán me contó, con toda la humildad del científico verdadero, que no sabía la razón, pero que las Naciones Unidas lo nombraron para hacer parte de una comisión para estudiar por qué, en el siglo XVI, la temperatura de la tierra bajó dos grados centígrados. Después de recopilar datos de aquella época llegaron a la conclusión de que, cuando arribaron los europeos a tierras americanas, los indígenas nativos abandonaron los pueblos construidos en piedra, con sitios para deportes, pirámides, viviendas y grandes espacios empedrados.

Allí, en esas áreas abandonadas, creció nuevamente la vegetación con grandes árboles, todos los espacios de viviendas y centros de esparcimiento se llenaron de flora, plantas y bosques. Ese solo hecho, en pequeños espacios que recuperaron la vegetación, fue suficiente para bajar la temperatura de la tierra.

Dicha experiencia, contada por un científico que participó en esa comisión, me pone a pensar que, si la selva tropical no se tumba para ganadería, agricultura y, sobre todo, cultivos ilícitos; el peligro que afrontamos del cambio climático no se presentaría, todavía estamos a tiempo para reflexionar y no solo evitar la deforestación, sino recuperar los campos verdes. Que la fumigación con glifosato, para acelerar el rescate del bosque, es una necesidad, no solo con el fin de contrarrestar el calentamiento global, sino, para evitar el envejecimiento de la población mundial.

No nos dejemos impresionar por los que defienden la no aspersión con ese químico. Es mucho más importante frenar el cambio climático y, a la vez, evitar acabar con el futuro de la juventud, que impulsan los grandes negociantes de la droga, a que caigan en ese funesto vicio.

Con ello, se evita la producción de la droga, se mejora el medio ambiente, se contrarresta el cambio climático, se protege el futuro de la juventud, se detiene la violencia de los capos de la droga para proteger su criminal negocio y viviremos en un mundo mejor.

Si miramos el mapa de Colombia que nos muestran en Google desde un satélite, nos damos cuenta del daño contra la naturaleza que se presenta en el país por los criminales cultivadores de droga. Claramente podemos ver los bosques que hemos perdido por ese crimen contra la naturaleza, contra el futuro de la humanidad y contra la salud de la juventud del mundo.

Hagamos algo por evitar la deforestación, hagamos algo por el futuro de Colombia, hagamos algo por la recuperación de la naturaleza. No hay duda de que, si recuperamos los bosques, habremos hecho mucho por preservar la humanidad. Todavía hay tiempo para salvarnos.

Si quiere más información:

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