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Columnistas | PUBLICADO EL 21 octubre 2021

La guerra del silencio

Por Diego Aristizábaldesdeelcuarto@gmail.com

El 17 de octubre se cumplieron catorce años de la muerte del escritor cartagenero Germán Espinosa. Por alguna razón, sus aniversarios me sorprenden repasando alguno de sus libros, como si así me opusiera al olvido que, mientras vivió, tantos quisieron perpetuarle y que, incluso hoy, quiere imponerse. No se haga silencio, evóquense sus cuentos y novelas, sus ensayos y poemas, sus diablos, sus orgías, sus conventos, sus inquisiciones, sus siglos pasados, sus palabras, la corona que perdió al ver partir a su esposa Josefina.

“La dicha tarda cuando es buena...”, encabezaba una carta que recibió Espinosa a finales de 1969 del escritor uruguayo Fernando Aínsa Amigues, justo cuando su alma desalentada hacía tributos para saltar al abismo. ¿La razón?, su novela “Los cortejos del diablo”, que permanecía inédita después de ser escrita por meses en el blanco de la noche y mientras la máquina de escribir iba al compás de Vivaldi, Bach, Mozart y Beethoven, no había encontrado la forma de ser editada en Colombia. Aínsa, quien recién había sido nombrado secretario general de la Editorial Alfa de Montevideo, y respaldado por el director de la editorial, quien elogió la obra, le anunciaba que esta, por fin, sería publicada. La novela se presentó simultáneamente en Caracas y en Montevideo.

“Los cortejos del diablo” tuvo éxito en el Cono Sur, pero no en Colombia. La crítica capitalina no fue justa con él a pesar de que la obra fue admirada por Vargas Llosa y Cortázar. Varios “intelectuales” emprendieron una “guerra del silencio” contra él y sus “Cortejos” hasta el punto de que la obra apenas pudo ser conocida en el país muchos años después.

Luego escribiría durante doce años la que es considerada su obra más importante: “La tejedora de coronas” (1982), que fue el primer libro en Colombia compuesto por computador. Apenas cinco años después de su publicación, la crítica reconocería que “La tejedora de coronas” era una de las novelas colombianas más importante de los últimos veinte años. Posteriormente, en 1992, fue declarada por la Unesco “obra representativa de las letras humanas”.

Germán Espinosa nació poeta un 30 de abril de 1938. Admiró a Rubén Darío y a León de Greiff. Jamás se sintió un intelectual, apenas un amante de las letras que pasaba las noches en blanco leyendo para arrancarle a los libros el secreto del verdadero estilo literario. Publicó su primer libro de poemas: “Letanías del crepúsculo”, a los dieciséis años, “La noche de la Trapa” en 1965 y una veintena de obras que aguardan con paciencia para romper con los silencios, exorcizar los malos años, evidenciar noches fumadas y escritas 

Diego Aristizábal

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