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“Quizá no hubo días en nuestra infancia más plenamente vividos que aquellos que creímos dejar sin vivirlos, aquellos que pasamos con un libro favorito”. Marcel Proust.
Tengo muchos recuerdos de la infancia. Jugaba fútbol en el garaje de la casa con mis hermanos; hacía competencias de gimnasia; cantábamos en la sala a todo el que llegaba a visitar a mis papás. Pero de todos, el recuerdo que más me ha marcado, era cuando mi hermano mayor, Octavio, dedicaba tardes enteras a leerme libros de Edgar Allan Poe, cuentos de Las mil y una noches e historietas de Condorito.
Recuerdo también que mi profesora del preescolar, que también era mi hermana, me leía los cuentos de los hermanos Grimm y Rafael Pombo; ella abría el libro y yo quedaba hipnotizada inmediatamente.
Ahora soy mamá de dos y, en esta casa, José Tomás y Lorenzo aman la lectura. He buscado de alguna forma replicar esos recuerdos que marcaron mi niñez. Busco dedicar mi tiempo libre a eso que quiero que ellos amen: la lectura. Al llegar del jardín se lee y, antes de dormir, tenemos una buena dosis de lectura.
Crear el hábito de la lectura en ellos depende de nosotros y del contexto que recreamos para que crezcan viendo en las letras ese lugar seguro donde encuentren más preguntas para su curiosidad. Somos los padres los responsables de seleccionar qué es lo que queremos que ellos tengan a su alcance.
¿Cuántas veces al día leemos por diversión? Según las pruebas Saber 2022, los alumnos que no tienen el hábito de la lectura por diversión presentan más bajos resultados escolares. Entre 2017 y 2021 disminuyó el número de estudiantes que lee por entretenimiento. Y, según el Banco Mundial, los países en los que las familias y docentes estimulan el hábito de la lectura en los niños son, a su vez, los que mayores resultados obtienen en educación, salud y desarrollo económico.
Recientemente, en el Foro Educativo Nacional 2022, Alejandro Gaviria, como Ministro de Educación, presentó datos diagnosticados alarmantes. 2 de cada 3 niños de cuarto grado no saben leer o tienen problemas básicos de lectura. “Las pérdidas de aprendizaje por la pandemia nos han llevado a la peor crisis de la educación en dos generaciones”.
Debemos recuperar el aprendizaje y cerrar las brechas educativas que le impiden a un niño encontrar en la lectura una oportunidad para el cambio social, para encontrarse a sí mismo y estimular la imaginación, y cerrar así el círculo de pobreza que se amplía en estos tiempos difíciles. Aprovechemos los primeros años de vida de nuestros niños para acompañar la explosión cognitiva y creativa que viven sus cerebros y sus efectos en el desarrollo del lenguaje, la concentración y la memoria.
Dediquemos un tiempo y un espacio para leer, llevemos a nuestros niños a conocer las bibliotecas de la ciudad, prestemos e intercambiemos libros, habitemos la lectura junto a ellos, démosles la oportunidad de elegir las historias que quieren escuchar, hagamos de Medellín una ciudad feliz en donde las historias sean una oportunidad de encuentro.
P.D. ¡Feliz mes de los niños! ¡Feliz Día Mundial del Libro! ¡Para ellos que me dan tanta felicidad!