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“Annus Horribilis” no es una malformación del final del intestino grueso, sino un término en latín supuestamente usado en un periódico anglicano de 1891 para repudiar la supuesta “Infalibilidad del Papa” que la iglesia católica determinó en 1870 luego del Concilio Vaticano I. Esta expresión que puede traducirse como “año terrible”, suele usarse cuando está concluyendo un año desdichado.
Por estas épocas la gente quiere negar la realidad, alegrarse artificialmente con el onanismo motivacional que ofrece el alcohol y el más peligroso alucinógeno conocido, el “optimismo”, que hace creer que como no hay mal que dure dos años, el venidero solo podrá ser bueno.
Yo, que vivo siempre feliz gracias a que mi única adicción es la sobriedad, sospecho que, sin haber empezado, el 2025 será el “Annus Horribilis”, porque todas las plagas que llevan sembrando quienes nos desgobiernan, incluso antes de su posesión, pues no olvidemos la fallida toma terrorista de abril del 2021 cínicamente llamada “estallido social”, tendrán su cosecha entre finales de 2025 y principios del 2026, cuando todos los chuchuchú institucionales explotarán casi simultáneamente, como siempre estuvo previsto.
Los marxistas incapaces de tomarse el poder por la fuerza, optan por engañar a los votantes que han sufrido “pandemias”, las cuales ellos ayudaron a desarrollar durante décadas de empobrecimiento inducido. Los marxistas florecen en el caos que siembran previamente, llegan al poder con mentiras que ilusionan a gente ingenua y/o estúpida, luego destruyen el establecimiento al que culpan de los males que ellos provocaron y se enquistan en el poder, violando las reglas de la democracia que candorosamente los dejó participar y les perdonó sus delitos.
Solo piense en cómo explotará el sistema de salud en 2025. Si no puede imaginárselo, pregunte. Muy probablemente veremos escasez de energía y combustibles, abundancia de inseguridad gracias al marchitamiento de la Fuerza Pública y el empoderamiento de las bandas criminales que nunca habían “trabajado” tan fácil y no permitirán que vuelva un gobierno que imponga la seguridad. Pero como el chuchuchú lo tenía previsto, el colapso de una pieza empujará otra. Incluso si usted es tan cándido para creer en el aumento del PIB agrícola que informa el DANE, sin combustible y vías de comunicación, también habrá escasez de alimentos, altísimos precios de todo, a pesar de que la avalancha gubernamental de fijación de precios diga lo contrario.
Pero en ese caos, los marxistas, como la historia lo enseña, salen a extorsionar ciudadanos. ¿Quieren medicamentos, comida, no ser perseguidos, conservar sus bienes, educación, algún ingreso o seguridad? Voten por mí en el 2026; aunque si no lo hacen, en la Registraduría las cosas se arreglarán mágicamente. Para eso tendrán capacitación venezolana y dinero de sobra, así digan que están quebrados por culpa de la caída de la reciente reforma tributaria. La culpa NUNCA será de ellos ni de su destacada ineptitud, sino del establecimiento que deberá reconstruirse según sus planos dictatoriales.
Confieso que lo único que le estoy pidiendo al Niño Dios es estar “enteramente equivocado”, pero creo que me castigará por no ser ingenuo y “optimista”.
