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Columnistas | PUBLICADO EL 11 abril 2023

Inteligencia artificial: ¿Aliada o enemiga de la democracia?

La Inteligencia Artificial puede llegar a afectar seriamente la democracia, las instituciones y los sistemas de participación ciudadana. Ojalá no sea tarde cuando nuestros reguladores en Colombia inicien su revisión

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  • Inteligencia artificial: ¿Aliada o enemiga de la democracia?
Por Federico Hoyos Salazar - contacto@federicohoyos.com

La campaña electoral de este año en Colombia será la primera que contará con la posibilidad de emplear herramientas de inteligencia artificial por parte de candidatos, partidos políticos y ciudadanos. Esto supone profundos retos democráticos y sociales que deben ser asumidos por pensadores e instituciones reguladoras.

Durante los últimos años hemos sido testigos de la forma como gobernantes inescrupulosos hacen uso de instrumentos digitales para posicionarse, atacar a opositores y confundir a la opinión pública con noticias falsas por medio de aplicaciones sencillas. Estas operaciones a pesar de la poca sofisticación han sido efectivas.

La fulminante penetración de Chat GPT 3 en cuestión de meses ha generado disrupciones en la manera como se trabaja y produce contenido. La simpleza de esta aplicación y su efectividad también impactará la forma como se hace campaña y se gobierna. El potencial de la inteligencia artificial (IA) podrá ayudar a tomar mejores decisiones a políticos y también a producir desinformación a una escala masiva. Lo anterior dependerá del nivel ético de quien la use y los objetivos que se persigan.

Así como la IA puede ser un apoyo significativo para obtener información, procesar datos y verificar información, también puede ser empleada para producir masivamente falsedades que sustenten cualquier tipo de postura política, generando mayores niveles de polarización y confusión. Lo anterior afectando seriamente a la democracia, las instituciones y los sistemas de participación ciudadana.

En una reciente entrevista con ABC News, Sam Altman, CEO de Open AI, la empresa desarrolladora de Chat GPT 3, declaró: “Nos preocupa mucho que gobiernos autoritarios desarrollen y usen esta tecnología”. En contraste con otras preguntas de la periodista, Altman no se notó consternado por la pérdida masiva de trabajos ni por los sectores productivos que sufrirán disrupciones por la IA, sin embargo, fue enfático ante el riesgo que ésta supone para la democracia.

No hace falta pensar en grandes autócratas del mundo para alarmarse por el uso indebido de esta herramienta, basta con revisar a nivel nacional y local algunos perfiles de políticos que han gobernado sin ética ni escrúpulos, y pensar como éstos pueden emplear este desarrollo para su propio beneficio.

Mucho antes de la llegada de la IA estaban prendidas las alarmas por el declive de la democracia y la desconfianza en las instituciones. Con la expansión de ésta y la posibilidad de ser usada por cualquier persona, el riesgo ante el declive democrático es mayor. Ante esto, cabe preguntarse si en nuestro país el Congreso de la República está examinando este asunto y si las mejores mentes de la sociedad están pensando la manera de asumir este reto y sacar el mejor provecho de él.

La palabra regulación no puede ser ajena a esta realidad. Italia por ejemplo prohibió a la empresa desarrolladora de Chat GPT3 que procesara datos de sus ciudadanos. El debate es de alta prioridad en el Parlamento Europeo donde otros gobiernos están examinando medidas semejantes.

Ojalá no sea tarde cuando nuestros reguladores en Colombia inicien la revisión del fenómeno que se cierne sobre la sociedad y cuyos efectos son insospechados, especialmente en nuestra democracia que ha demostrado ser frágil ante la mezcla de populismo y autoritarismo con tecnología.

Federico Hoyos Salazar

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