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La actitud del presidente Petro y su estilo de gobierno cumplen algunas de las características sobre el ascenso de la democracia iliberal.
Por Federico Hoyos Salazar - contacto@federicohoyos.com
El politólogo norteamericano Fareed Zakaria presentó un concepto novedoso y aparentemente contradictorio en un artículo de 1997 publicado en la revista Foreign Affairs, titulado: El ascenso de democracia iliberal. En apariencia hay una contradicción entre los términos pues la democracia como la conocemos tiene componentes propios del liberalismo político como son: elecciones justas y libres, separación de poderes, la protección al derecho de expresión y a la propiedad, entre otros.
Zakaria explica que: “...gobiernos elegidos democráticamente ignoran rutinariamente los límites constitucionales desde su poder y le quitan a sus ciudadanos derechos y libertades básicas”. Para el autor norteamericano, este es un fenómeno global y parece que en Colombia lo estamos empezando a vivir.
La actitud del presidente Petro y su estilo de gobierno cumplen algunas de las características sobre el ascenso de la democracia iliberal. La paradoja inicia durante la campaña presidencial cuando Petro y su entonces fórmula vicepresidencial Francia Márquez, negaban públicamente en los debates televisados que Colombia es un país con democracia. A pesar de esto, Petro y Francia pudieron difundir su mensaje en medios de comunicación y las diferentes regiones del país bajo la protección de las instituciones públicas de seguridad y ser elegidos en las urnas. La democracia que desconocían fue el vehículo que los condujo al poder.
Ahora, que están en el ejecutivo, los constantes cuestionamientos del presidente frente a los medios de comunicación, la manera como selecciona algunos para favorecerlos y dar entrevistas sólo a estos, además de los múltiples ataques a empresas y empresarios del país y al Congreso de la República por no ser el esperado notario de las reformas presentadas, están llevando al presidente a adoptar posturas cada vez más iliberales y de vulneración a la democracia.
Actitudes semejantes han sido adoptadas por algunos gobernantes locales como ha sido el caso de los alcaldes de Medellín y Cali; presunto favorecimiento a determinados medios de comunicación, vulneraciones a los empresarios, discurso de división social y desprecio por el control político y social, han sido constantes en sus mandatos.
A pesar de la actitud del presidente, su gobierno y algunos de sus aliados políticos regionales, Colombia ha demostrado tener solidez institucional con cortes que hacen un control efectivo a iniciativas del ejecutivo que son contrarias a las normas, también con unos partidos políticos en el Congreso que, a pesar de sus múltiples defectos, han frenado la cascada de reformas presentadas por el gobierno y han conservado la independencia al hacer control político efectivo a los ministros. También ha sido fundamental el papel de los medios de comunicación quienes, a pesar de los constantes ataques del presidente, ejercen un control diario y cuestionan al poder nacional. Finalmente, los gremios en representación de los diferentes sectores empresariales han estudiado con rigor las reformas y presentado alertas sobre sus consecuencias. A pesar del tono y carácter crecientemente iliberal del presidente y quienes lo rodean, la democracia colombiana ha probado ser más robusta de lo esperado. ¿Será lo suficientemente sólida para aguantar lo restante del gobierno? El fenómeno de la democracia iliberal llegó a Colombia.