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Por María Bibiana Botero C.* - www.proantioquia.org.co
En nuestra agenda de país-región, el empleo es una prioridad. Nos gusta agregarle siempre apellidos: calidad y dignidad.
En Colombia, cuatro de cada diez trabajadores se dedican al “rebusque”. En esa lucha diaria por sobrevivir es improbable ahorrar para la vejez y protegerse contra riesgos laborales. Se vive el día, no por filosofía de vida, sino por supervivencia.
Algunas cifras: existen alrededor de 5,5 millones de microempresas y seis de cada diez son informales (Dane). Sus ingresos en algunos casos son insuficientes para entregarles a los trabajadores garantías mínimas de protección social.
Parte de la explicación se encuentra en la legislación vigente, que hoy es una de las barreras para alcanzar la formalización: o se trabaja para el negocio o para llenar formularios de las entidades públicas. El panorama y el diagnóstico son conocidos. Lo vemos a diario en las calles.
Las empresas enfrentan altos costos administrativos, tributarios y laborales para operar en la formalidad, lo que limita su capacidad de crecimiento y generación de nuevos puestos de trabajo.
No se trata de desmontar la formalidad, sino de construir una ruta gradual hacia ella. Pensarla como un punto de llegada y no de partida, porque puede ahogar la iniciativa privada y sepultar, por compleja, costosa y, en algunos casos, absurda, los sueños emprendedores.
El contraste es inmenso: quienes se vinculan a una empresa formal disfrutan de ingresos iguales o superiores al salario mínimo, acceso a salud, pensión para su vejez y cobertura ante riesgos laborales. En cambio, los informales: siempre expuestos a riesgos, sin certidumbre sobre un ahorro para la pensión. Es un asunto de dignidad para cada colombiano trabajador.
Desde Proantioquia incidiremos ante el Ejecutivo y el nuevo Congreso en dos temas: formalización gradual empresarial y ampliación del sistema de protección social. El uno sin el otro son inviables.
Una de las propuestas: diseñar rutas de formalización gradual donde los requisitos y costos administrativos y laborales sean diferenciales de acuerdo con el tamaño de la empresa, tipo de actividad económica y ubicación (urbana o rural).
Pensemos en costos laborales coherentes con el tamaño de las empresas. Es inequitativo pedirle el mismo esfuerzo a una pequeña que a una gran compañía. Hay que promover el crecimiento y sostenibilidad de las empresas nacientes.
La formalización es una puerta de entrada al sistema financiero, conocimiento, tecnologías, formación y cualificación. El mercado laboral dignifica y la formalización conduce a la consolidación de la clase media.
Otra: promoveremos la discusión de un sistema de protección social universal, sostenible, responsable y en sintonía con las recomendaciones de la Misión de Empleo y la Ocde. El mercado es capaz de generar riqueza para financiar este tipo de iniciativas. El Estado debe comportarse como un aliado para la generación de empleos privados formales y no un freno burocrático para los mismos.
Así logramos un gana-gana: una fuerza pujante de trabajadores con garantías mínimas de protección social y empresas en crecimiento con empleo de calidad.
* Presidente ejecutiva de Proantioquia.