Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
A pesar de sus impresionantes resultados, el principal factor del crecimiento de Singapur ha sido la mejor utilización de su capacidad para aprender.
Por Alejandro Noguera C. - alejandronoguerac@gmail.com
El Congreso Empresarial Colombiano, celebrado la semana pasada, fue un interesante escenario para entender y discutir el estado actual de la economía del país, y los retos más importantes en su proyección futura.
Dentro de la agenda del evento hubo diferentes conversaciones lideradas por expertos de distinta índole, todas muy interesantes. Temas como la irrupción de la inteligencia artificial, el proceso de descarbonización, sumados a conversaciones con líderes gubernamentales y funcionarios de otras ramas del poder público sobre asuntos más coyunturales, configuraron un ambiente valioso y nutritivo para calibrar los esfuerzos que tenemos que hacer como sociedad para procurar nuestro mejor desarrollo.
Tres aspectos principales, dentro de muchos más, quisiera compartir sobre lo que más me llamó la atención de ese espacio: en primer lugar, de la muy bien soportada e ilustrada presentación del presidente de la Andi. Es claro que lo que más castiga la proyección de nuestro país es la ausencia de una estrategia consistente de crecimiento, y el poco estudio técnico que se realiza sobre el impacto del paquete de reformas planteadas por el gobierno. La presentación del modelo de equilibrio económico construido por el gremio, que da cuenta de cómo la aprobación de dicho paquete implicaría la pérdida de casi 3 millones de empleos, ratifica la preocupación sobre una agenda legislativa que, más que un cambio, provocaría un indiscutible retroceso. Sería interesante utilizar el mismo modelo de equilibrio para evaluar el impacto de la reforma educativa que, por estos días, empieza a surtir su curso en el Congreso de la República.
En segundo lugar, destaco que en un evento de esta naturaleza haya tenido cabida una conversación como la que sostuvieron los rectores de tres de las más importantes universidades privadas del país con la ministra de Educación. En ella quedó ratificado que la actual jefe de una cartera tan lastimada es una mujer plenamente capaz, y con las más altas calidades académicas y profesionales. Desafortunadamente, el hecho de que la discusión se haya centrado más en reflexiones sobre el futuro de la educación que en el impacto de la agenda gubernamental en materia educativa, no permitió a los asistentes advertir el enorme impacto que tendría la aprobación de esa normatividad en la calidad de la educación, y en consecuencia en la productividad y competitividad futura.
Y, por último, me llamó poderosamente la atención la intervención del ministro de Comercio e Industria de Singapur, quien en una presentación concreta y lúcida, compartió con el auditorio lo que ha sido el itinerario de desarrollo de un país que, generando controversias naturales sobre su sistema de gobierno, es un referente incuestionable para toda la humanidad en materia de desarrollo. Lo que más destaco de su intervención es una de sus frases concluyentes: “somos todavía estudiantes en esta jornada”. Ratifica con esa frase que, a pesar de sus impresionantes resultados, el principal factor del crecimiento de Singapur ha sido la mejor utilización de su capacidad para aprender. Participar de este tipo de discusiones permite apostar por el aprendizaje como la principal base de nuestro desarrollo. Evadirlas de forma arrogante, simplemente, nos condena a la irrelevancia y al subdesarrollo.