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Columnistas | PUBLICADO EL 02 febrero 2015

En manos de manipuladores racionales

Porjuan david escobar valenciaredaccion@elcolombiano.com.co

“Cuando las personas no aprenden las herramientas de juicio y se limitan a seguir sus esperanzas, las semillas de la manipulación política se siembran”. Stephen Jay Gould

Juro por la virginidad de Madonna, que he intentado oír las declaraciones del ocupante del solio de Bolívar y no concluir que estamos en manos de un manipulador. Y ni qué decir al oír a los cabecillas de la Farc, pero esa es otra historia. He tratado no sentir eso cada vez que lo escucho decir algo y luego cuando recula, cuestionándome si esa percepción es el resultado de haber sido, como millones de colombianos, engañado por quien decía creer en unas cosas, pero apenas le pusieron la banda presidencial, empezó a hacer todo lo contrario y hasta decidió hacerse “nuevo mejor amigo” o “cómplice” de quienes fueron temporalmente sus enemigos útiles para hacerse candidato.

Pero por mucho que lo intento, no lo consigo, afortunadamente. No puedo dejar de sentir que estamos en manos de un manipulador racional, porque su comportamiento no es accidental; aunque racional no signifique inteligente, pues algunos de sus áulicos confunden la perfidia con la inteligencia.

Para estar seguro que lo que siempre concluyo al oírlo no es fruto del orgullo herido, transcribo para quienes padecen del mismo mal que me agobia, sola una parte de las características de un manipulador que propone Isabelle Nazare-Aga en su libro “Los manipuladores”:

1. Cambia de opinión, de comportamiento y de sentimientos según las personas o las situaciones.

2. Traslada su responsabilidad a los demás o se desentiende de sus propias responsabilidades.

3. No comunica claramente sus demandas, necesidades, sentimientos y opiniones.

4. Responde muy a menudo de forma confusa.

5. Invoca razones lógicas para enmascarar sus demandas.

6. Pone en duda las cualidades, la competencia y la personalidad de los demás; critica sin parecer que lo hace, desvaloriza y juzga.

7. Hace transmitir sus mensajes a otros o los comunica de forma indirecta.

8. Siembra cizaña y suscita sospechas, divide para reinar.

9. Sabe hacerse la víctima para que se le compadezca.

10. Hace caso omiso de las demandas de los demás, aun cuando dice ocuparse de ellas.

11. Utiliza los principios morales de los demás para satisfacer sus necesidades.

12. Amenaza de forma encubierta o hace un chantaje abierto.

13. Cambia radicalmente de tema en el transcurso de una conversación.

14. Cuenta con la ignorancia de los demás y hace creer en su superioridad.

15. Miente.

16. Falsea los hechos para averiguar la verdad, deforma e interpreta.

17. Es egocéntrico.

18. No soporta la crítica y niega la evidencia.

19. No tiene en cuenta los derechos, las necesidades y los deseos de los demás.

20. Su discurso parece lógico o coherente, cuando sus actitudes, sus actos o su forma de vivir responden al esquema opuesto.

21. Utiliza halagos para gustarnos, nos hace regalos o tiene muchas atenciones con nosotros.

22. Produce un estado de malestar o una sensación de falta de libertad (trampa).

23. Es absolutamente eficaz para lograr sus propios fines, pero a costa de los demás. ¿Cuántas de 23? Se oyen ofertas.

Si quiere más información:

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