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Columnistas | PUBLICADO EL 02 abril 2023

El soft power de países latinoamericanos

Una política de terminación del conflicto armado y de disminución sustancial de otras modalidades de violencia aumentaría nuestro soft power ante el mundo.

  • El soft power de países latinoamericanos
  • El soft power de países latinoamericanos
Por Alejo Vargas Velásquez - vargasvelasquezalejo@gmail.com

Tradicionalmente se ha considerado que el peso internacional de los países depende del llamado ‘poder duro’ que se resume en su capacidad militar, económica y de alianzas históricas, pero igualmente se valora el llamado ‘poder blando’ (soft power) que tiene que ver con su reputación, su diplomacia, su gobernabilidad, su educación, su cultura, sus figuras. Sin embargo, hay que decir que lo que sigue pesando más para valorar a los países es finalmente una mezcla de ambos elementos.

La consultora internacional Brad Finance elabora un informe al respecto presentado por la Fundación Embajada Abierta -con base en un conjunto de indicadores- y en la última medición los diez principales países, en su orden, son: Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, China, Japón, Francia, Canadá, Suiza, Rusia e Italia, donde es evidente que pesa su ‘poder duro’, especialmente lo militar y lo económico. Es importante señalar que en este último ejercicio se tuvo en consideración el comportamiento de los países en el manejo de la COVID-19, el Mundial de fútbol de Catar y su posición en relación con la guerra entre Rusia y Ucrania, lo cual ya establece un sesgo complicado.

En ese mismo informe el ranking latinoamericano lo encabeza Brasil, seguido de Argentina, México, Colombia –estos cuatro entre los cincuenta primeros-, Panamá, Chile, República Dominicana y Uruguay. En el caso argentino es evidente que juega un rol importante su buen desempeño en el fútbol, no sólo por el título del último campeonato de Catar 2022, sino igual por sus resultados anteriores –desde época de Diego Maradona-, además de la reputación que pueda tener este país.

La pregunta derivada de lo anterior, es si realmente el denominado ‘poder blando’ puede ser relevante para que un país o un grupo de países lleguen a tener relevancia e incidencia a nivel global o regional. Y claro que el tema puede ser considerado relevante si se tienen en consideración otros factores, tanto del denominado ‘poder duro’, como sería el caso de Brasil considerado durante un período como una potencia regional en ascenso –recordar cuando fue incluido como parte de los BRICs-, situación que se debilitó durante el mandato del presidente Jair Bolsonaro. Aunque podría haber otros factores como la educación, especialmente universitaria, pero no solamente, que se pueda percibir y valorar en otros países, igualmente la calidad de la diplomacia podría ser considerada como un recurso que genere valoración en otros y en esa medida una pretensión de imitar. O el desarrollo de políticas públicas que permitieran el manejo novedoso de los recursos ambientales o disminuir los niveles de inequidad en un país –no sólo los discursos de propuestas, sino la ejecución de las mismas-, o cambios culturales en sociedades como la nuestra que dejen atrás la idea de un país con una alta tendencia a acudir a métodos violentos para resolver conflictos o, por ejemplo en nuestro caso, si fuera exitosa una política de terminación del conflicto armado y de disminución sustancial de otras modalidades de violencia. Eso podría ser un elemento de admiración regional y un incremento del ‘poder blando’.

Alejo Vargas Velásquez

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