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Columnistas | PUBLICADO EL 03 noviembre 2022

El sentido de las cosas

Lula ha contado con el respaldo y la financiación de sus compañeros del Foro de Puebla, una derivada del de Sao Paulo, que agrupa a toda una suerte de populistas de izquierda y socialdemócratas de linaje y cuna de oro.

Por Humberto Montero - hmontero@larazon.es

El “ceratocaryum argenteum” es una planta singular. Originaria de la provincia de El Cabo, en Suráfrica, se las ha ingeniado no sabemos cómo para engañar a los escarabajos peloteros. Incapaz de propagar sus semillas por sí misma ni de llamar la atención de los insectos para ser polinizada, esta planta ha logrado descifrar la fórmula para que el escarabajo entierre sus semillas en lugar de las bolas de estiércol de antílope que habitualmente hace rodar hacia el subsuelo para, gracias al calor y la humedad de las heces, criar en ellas a sus huevas bajo tierra. Un método mediante el cual, de paso, se oxigena y abona la tierra. Pues bien, el “ceratocaryum” en cuestión produce grandes frutos secos, muy similares en apariencia, olor y composición química a los excrementos de los antílopes. Tanto que los escarabajos se confunden y los hacen rodar, ayudando involuntariamente a sembrar una nueva generación de plantas. Este es solo un ejemplo más de cómo todo en la Tierra tiene un sentido que debe ser tenido en cuenta antes de alterarlo alegremente.

Por eso, no debemos pasar por alto la sucesión de cambios políticos en toda Iberoamérica. Ahora en Brasil, donde Lula da Silva ha logrado el triple salto mortal: pasar de un mandato con más sombras que luces a los tribunales y, de ahí, a retomar el poder. No lo ha conseguido solo. La gestión de Bolsonaro, su némesis a la diestra, ha abonado el terreno, siguiendo con las bolas de estiércol del escarabajo pelotero.

Pero, sobre todo, Lula ha contado con el respaldo y la financiación de sus compañeros del Foro de Puebla, una derivada del de Sao Paulo, que agrupa a toda una suerte de populistas de izquierda y socialdemócratas de linaje y cuna de oro que van desde el mexicano Amlo al “Kirchnerismo peronista” pasando por el indigenismo de Evo Morales o la oligarquía hondureña, donde al estilo de los Ortega en Nicaragua, un matrimonio se reparte el poder, en este caso Xiomara Castro como presidenta y el ex mandatario Mel Zelaya como primer caballero de Honduras. En ese mejunje con tufo bolivariano y simpatías hacia la tiranía cubana, habita también el ex presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, amigo de Maduro y corsario blanqueador de todo tipo de satrapías izquierdistas allende los mares por un módico precio.

Como ven todo ocurre por algo. La desidia de varias administraciones estadounidenses hacia sus vecinos del sur ha dado como resultado esta oleada de revueltas, populismos y tiranías bien asentadas ya, que se retroalimentan entre sí gracias a los recursos públicos ajenos hasta crear una suerte de aristocracia de izquierdas bien nutrida y financiada. Durante lo que llevamos de siglo, Washington ha descuidado su antiguamente llamado “patio trasero”. Eso no quiere decir que no controle la situación, pero tanto China como Rusia pugnan desde hace décadas con Estados Unidos y España como principales agentes inversores en la región, donde a mayor control político, mejores oportunidades de negocio surgen.

La globalización ha complicado sobremanera las relaciones internacionales y las esferas de influencia de las potencias. Pero todo se sigue guiando por el mismo criterio: quien cuida a sus vecinos y a sus amigos prospera más que quien conquista. Las alianzas lo son todo, aunque a veces haya que tirar de trucos. Que se lo digan al “ceratocaryum” .

Humberto Montero

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