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Columnistas | PUBLICADO EL 02 octubre 2020

Duro amanecer

Por Ramiro Velásquez Gómezramirovego@gmail.com

Unos lo han soportado mejor que otros y cuarentena y pandemia no amargaron sus días. Para otros siguen siendo agotadores e inciertos. Pero para muchos más hoy es duro amanecer, saltar de la cama en esta Colombia aporreada por los cuatro costados y un gobierno con tintes autoritarios.

Hoy, junto al primer sorbo de café (aquellos que se lo pueden servir), se enciende la radio, se abren periódicos o se esculca en redes sociales para ver qué ha pasado. Entonces llegan los temores y la realidad golpea duro.

Amanecer en Colombia es ver dónde ha habido una nueva masacre (o varias, porque los amigos de la muerte andan a sus anchas) y toparse con un nuevo desplazamiento (qué humillación) de campesinos en medio de toda clase de balas.

Es mirar a ver si hay nuevos desaparecidos para difundir mensajes que ayuden su regreso a casa y es estremecerse por el asesinato de otro líder, de esos que tanta falta hacen pero matan para atemorizar sus comunidades, o sobresaltarse por el homicidio de algún excombatiente que creyó en la palabra y la protección del Estado (no de un gobierno).

El amanecer puede traer noticias de otro foro sobre la paz saboteado en internet, que ha facilitado que cualquiera asista y tal vez eso molesta. O mensajes insistentes del ministro de Defensa (en campaña) atacando y amenazando opositores al gobierno (y hasta a copartidarios pidiendo cárcel para calumniadores). También acciones desde cualquier oficina gubernamental contra el acuerdo de paz, y de variados funcionarios y congresistas dardos contra un sistema de justicia aceptado solo cuando conviene.

Los primeros rayos del Sol anuncian, con frecuencia, amenazas contra nuestros recursos naturales más valiosos que agitan la codicia y los bolsillos de empresas, casi todas extranjeras, apoyadas por nacionales con el mismo afán.

Escuchar o leer las noticias, o ver mensajes en redes, esos primeros minutos del día revelan periodistas y medios que faltan cada vez más a la ética y la verdad, respaldando la violencia y a personas en líos con la justicia, defendiendo lo indefendible, vendiendo el que todavía, bien usado, puede ser el oficio más bello del mundo como dijera García Márquez.

Sí, despertar en Colombia es asombrarse con un presidente que sugiere que seguirá aislado al extender un aislamiento que solo él sigue mientras el país se desangra, aguanta hambre y padece necesidades por los cuatro costados.

Pero hay que salir a enfrentar la realidad en este, pese a todo, lindo país. No se puede desfallecer.

Maullido: para miles de estudiantes este fue un año perdido.

Ramiro Velásquez Gómez

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