Pico y Placa Medellín
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Hay que dejar que la inercia que traen el silencio y el olvido lo ponga en su sitio. Y mientras, permitir que la Justicia actúe.
Por Diego Santos - @diegoasantos
En Antioquia cayó muy mal la trepada que se pegó Daniel Quintero en la encuesta más reciente de candidatos de la firma Guarumo. Después de Miguel Uribe, el exalcalde imputado de Medellín fue el que más creció entre la absurda baraja de más de 60 candidatos, en la que inclusive hay un personaje que se viste de superhéroe. Quintero sobrepasó a Claudia López, quien viene haciendo una campaña muy errática.
A muchos antioqueños no les sentó nada bien la noticia, y no entienden cómo el país es tan ciego de premiar a alguien que le hizo tanto daño a Medellín durante su mandato y desmembró cuanto programa social había. Aunque comprendo la indignación, no es este el momento para quedarse en el lamento y sí entender muy bien la situación. Ni la trepada es para perder los estribos, pero tampoco es para quedarse cruzado de brazos.
Como bien saben, las encuestas que se realizan con tanto tiempo de anticipación a una elección lo que muestran es una foto del momento cuyos resultados los determinan dos variables: el reconocimiento del personaje y la coyuntura. Cuando veamos las encuestas de enero y febrero, la foto va a ser completamente diferente.
Frente a la encuesta que conocimos esta semana, Miguel Uribe encabeza la preferencia de los electores, y arrasa entre los candidatos del Centro Democrático, porque su nombre ha estado presente todos los días y a todas horas desde que sufrió el atentado que casi le cuesta la vida. Vicky Dávila y Gustavo Bolívar, quienes completan el podio, están ahí porque son marcas registradas en el imaginario de la gente, no porque hayan hecho una campaña convincente y diferencial.
Fajardo, que quedó de cuarto, y quizás debería ser el más preocupado, se va diluyendo porque pareciera no estar metiéndole la ficha a esto en calle, que es donde se va a ganar esta contienda. ¿Y Quintero, que quedó quinto? Se metió en la pomada porque fue muy hábil capitalizando el atentando contra Miguel Uribe, de la manera más burda posible, eso sí, y porque candidatos como Vicky le dieron una exposición e importancia innecesaria.
A Quintero hay que temerle. Y temerle mucho, pero la manera en cómo se le ha venido combatiendo, de ponerlo en la picota de manera permanente, es un error monumental, porque es justamente lo que necesita para vender su narrativa a millones de colombianos. Fico Gutiérrez ha sido el mejor aliado involuntario de tener a Quintero sonando día y noche.
No se le puede dar más vitrina al imputado; no podemos formar parte del circo que él necesita para victimizarse; no hay que armar una furuminga porque un gremio lo invite a debatir o una periodista lo entreviste. Hay que dejar que la inercia que traen el silencio y el olvido lo ponga en su sitio. Y mientras, permitir que la Justicia actúe. Al enemigo se le combate con cabeza fría e inteligencia. La que él tiene...