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Las percepciones dependen de cómo se mire, desde el ángulo del que se haga. Y muchas veces, las soluciones tienen esas dependencias.
Me he puesto a pensar en lo que pasa ahora con la pandemia del coronavirus. Los científicos, primero, tratan de estudiar de dónde proviene, luego el tratamiento y la vacuna para combatirlo. Los gobiernos tienen que pensar primero en cómo combatirlo, luego cómo impedir su propagación y, una vez controlada, cómo evitar que se vuelva a producir. Nosotros, el pueblo, primero pensamos en cómo no tener el contagio, en la manera de evitarlo aislándonos y, si lo tenemos, cómo no contagiarlo. Los irresponsables politiqueros piensan primero en cómo aprovecharlo para figurar, para buscar los votos para el futuro y para alejarse de las políticas del gobierno central y hacer su propia política.
En Colombia hemos visto todo lo anterior. Yo, como simple ciudadano, pienso cómo debemos actuar. Creo que si cada uno de nosotros piensa en que puede tener el virus, que debe alejarse de todo contacto físico con los demás, usar siempre tapabocas, evitar la cercanía física con otros. Y pensar también que todos los otros están contagiados, que debemos estar siempre alejados de ellos, que debemos evitar cualquier contacto y que debemos cumplir con no salir de la casa para evitar contagiarnos.
El Gobierno ha cumplido con mantenernos alejados unos de otros. Ha cumplido con no dejar ingresar posibles contagios al país, al cerrar los vuelos internacionales y cerrar las fronteras con otros países. A la vez, está cumpliendo con acondicionar los centros de salud para la posibilidad de un contagio masivo, que quiere evitar con la cuarentena obligatoria. Con el cierre de empresas de muchos empleados y trabajadores, para evitar que el contagio pase fácilmente de unos a otros. A la vez, se prepara para el tratamiento a los contagiados, aumenta los exámenes a los posibles poseedores de virus y apoya a los científicos para avanzar en las investigaciones para eliminarlo.
Los científicos trabajan en la vacuna para evitar futuros contagios, para saber de dónde proviene el virus y evitar que se siga produciendo.
Los irresponsables critican toda acción que los pueda perjudicar económicamente y, sobre todo, políticamente, sin importarles las consecuencias para la salud de todo un pueblo. Quieren montar su futura plataforma política aparentando proteger al pueblo de unas políticas eficientes pero que pueden traer sus consecuencias económicas, momentáneas.
La alcaldesa de Bogotá sí que ha dado muestras de esa irresponsabilidad, hasta con su propio mal ejemplo. Decreta, con todo el desconocimiento de las estadísticas que, en lugar del pico y cédula, que permitía que el 20 % de la población pudiera salir a la calle, ella pone el pico y género que permite que el 50 % de la población, hombres un día y mujeres otro, pueda salir. Además del absurdo, ella misma lo viola, sale con su pareja al mercado. Y, a propósito de esa ida al mercado, ella decreta que sólo puede mercar una persona de la familia, ella sale a mercar con su esposa.
¿Será posible que quien viola las leyes y hasta sus propios decretos, pueda gobernar un país?.