viernes
0 y 6
0 y 6
Un video, que se hizo viral el pasado fin de semana en redes sociales, muestra a una niña de unos 12 años pidiendo explicación a un policía. Parece que el presidente estaba inaugurando una cancha en Medellín y la zona está acordonada. El diálogo es así:
“¿Por qué la comunidad no puede ver cómo inauguran una cancha que es para la comunidad?”, pregunta la niña. “No, allá hay mucha gente de la comunidad”, responde el policía. La niña quiere decir algo pero intentan callarla y el mismo policía dice: “Déjela que hable, ¿cómo?”. La niña retoma su pregunta: “¿Por qué no nos dejan pasar a nosotros que también somos de la comunidad?, vamos a ir a la casa de la cultura y nos están haciendo dar una vuelta innecesaria solo porque al presidente le da la gana”, “No es por eso”, dice el policía. “Es lo que está pasando y usted me dice que no es así, entonces dígame que es lo que está pasando”, inquiere la niña. “Si quiere le traigo al del esquema de seguridad del presidente para que le explique bien”, “Tráigalo, por mí está bien”, dice la niña. Es un video de 32 segundos.
Esta sociedad está cambiando. Es otra gente. Ya no es al que callaban de un correazo o un grito y mandaban a la cama. Es gente que pregunta, inquiere y exige respuestas. “¿Exige?, lo que necesita es que sepa qué es la autoridad”, dijeron algunos en las redes.
El mundo medieval, en el que nadie podía preguntar y del que aún quedan rezagos, se está desmoronando. El mundo de la dictadura, que algunos quisieran imponer, se está tropezando contra el que pregunta y razona. El nuevo método es hablar, dar razones, escuchar razones. Ceder cuando la razón lo exija.
En la calle, entre muchos, también está marchando parte de esa generación. Y no porque “le faltó correa” para domesticarla como a un animal, sino porque le sobró explicaciones y argumentos para civilizar. Por eso es una generación crítica, reflexiva, conectada con el mundo, incapaz de violencia y que a través del arte clama por un país mejor. El relato oficial, que se empecina en destacar a los vándalos (un pequeño porcentaje), desconoce el cambio en las entrañas de la sociedad: jóvenes que muy pronto reemplazarán a los que hoy niegan mejores condiciones de vida. Es solo cuestión de tiempo.