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Columnistas | PUBLICADO EL 05 enero 2023

Curry

Mucha gente usa las redes sociales para destruir e insultar, con la misma mezquindad que impulsa a tantos a encender una mecha y lanzar un palo lleno de pólvora al aire por el simple placer de oírlo explotar.

Por Sara Jaramillo Klinkert - @sarimillo

El 24 de diciembre mientras unos destapaban regalos, comían buñuelos y cantaban villancicos otros andaban tirando pólvora y, como consecuencia de ello, nuestra perra entró en pánico y salió corriendo. Yo estaba de vacaciones en un lugar en donde no entra señal de celular y vine a enterarme del incidente casi dos días después cuando entre mi prima y mis hermanos habían puesto a rodar la foto de Curry por las redes sociales.

Lo que ocurrió después fue impresionante. Conocidos y desconocidos compartiendo, replicando, alertando sobre el suceso. No hubo red social ni grupo de WhatsApp que se salvara. Se activaron desde cadenas de oración hasta mensajes de apoyo y solidaridad. No faltaron videntes ni personas que aseguraban tener el poder de hablar telepáticamente con los animales. Cualquier excusa era buena para ayudar y, por extraño que parezca, había mucha gente dispuesta a hacerlo de manera desinteresada.

Para agarrar señal yo tenía que caminar cinco kilómetros al término de los cuales encontraba una cantidad abrumadora de mensajes que me daban aliento para caminar los cinco kilómetros del regreso aún sabiendo que Curry seguía perdida. Me recuerdo caminando entre micos y osos perezosos con una mezcla de tristeza y conmoción. En un momento dado, comprendí que lo que estaba ocurriendo no era que había perdido a la perra, sino que estaba recibiendo una enorme lección de humanidad.

En columnas anteriores mencioné que el 2022 para mí fue un año lleno de decepciones y que la peor de todas había sido la pérdida de la confianza en los demás. Sostengo que fue la peor porque lo económico y lo material vuelven a conseguirse, pero ¿de dónde saca uno motivación para volver a confiar? ¿Cómo se recupera la fe en la humanidad cuando has sido traicionada por tus colaboradores más cercanos? Espera a que pierdas tu mascota y recibas tanta ayuda como recibí yo para que empieces a creer que la gente buena es muy buena; que unidos podemos lograr cosas imposibles; que hay un montón de personas que no conoces ni conocerás y aún así están dispuestas a tenderte la mano sin esperar nada a cambio; que las redes sociales no son buenas ni malas, los buenos y malos somos los que estamos detrás de ellas. Mucha gente las usa para destruir e insultar, supongo que debido al mismo tipo de mezquindad que impulsa a tantos a encender una mecha y lanzar un palo lleno de pólvora al aire por el simple placer de oírlo explotar, aunque después se mueran los pájaros, se pierdan los perros y se quemen los niños. Hay gente muy básica para quien los tres segundos de placer que les genera tirar un volador valen más que la vida y la seguridad de los demás y de sí mismos.

Cuatro días después, mi hermano, triste y derrotado, fue al río al que solía llevar a Curry a nadar y entonces la vio a lo lejos. Venía detrás de un muchacho que se la había encontrado, hambrienta y asustada, deambulando monte arriba, muchos kilómetros lejos de casa. Él sabía perfectamente quién era porque había visto la misma foto que tantos de ustedes nos ayudaron a compartir en sus redes sociales.

Ese día no solo recuperé a Curry, recuperé también la fe en la humanidad

Sara Jaramillo Klinkert

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