Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
Entre ellos, las interpretaciones del devenir geopolítico están en las antípodas y lograr acuerdos mínimos parece la única posibilidad de un respiro en medio del caos contemporáneo.
Por David E. Santos Gómez - davidsantos82@hotmail.com
Dijeron, al final de la reunión, que el diálogo había sido directo y franco. Joe Biden y Xi Jinping se vieron las caras mientras el mundo arde con dos guerras atroces - la masacre de Medio Oriente y la invasión a Ucrania - y cada cual planteó sus posturas, distantes entre sí, sobre el futuro mundial. Ambos lideran la carrera de las potencias y no existe hoy un país que supere a este binomio. Entre ellos, sin embargo, las interpretaciones del devenir geopolítico están en las antípodas y lograr acuerdos mínimos parece la única posibilidad de un respiro en medio del caos contemporáneo.
El encuentro en sí mismo es un logro considerable teniendo en cuenta el contexto bélico y llega para reafirmar que la dependencia y el temor mutuo los obliga a una reconciliación cíclica. A mantener un teléfono rojo. Por más complejo que se pinte el panorama EE.UU. no quiere, ni está en condiciones, de escalar un conflicto con China. Pekín, piensa lo mismo. Las dos economías son interdependientes y romper canales de entendimiento resulta indeseable y peligroso. El tamaño del comercio entre ambos es de tal envergadura que el más mínimo temblor puede descarrilar la política de sus gobiernos que, además, cargan en la actualidad con serios problemas internos. “Darnos la espalda no es una opción”, reconoció el líder chino. Biden asintió con la cabeza. Se conocen desde hace décadas.
En lo militar el principal acuerdo fue el de reanudar diálogos sobre operaciones militares y en lo diplomático se tocó el tema de Taiwán, aunque sin variaciones sustanciales en las posiciones de las partes, lo que, en el lenguaje de la diplomacia en un asunto de tantas rispideces, representa un triunfo. Posteriormente a la bilateral se le sumaron reuniones de Xi con empresarios importantes, principalmente en el rubro tecnológico estadounidense - entre ellos Elon Musk - para fortalecer viejos vínculos y explorar algunos nuevos en el comercio de un renglón con más bajas que altas por las sanciones impuestas por Washington.
El encuentro se realizó en California, en el contexto de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), y la localía estadounidense permitió la exposición más amplia de las posturas de la Casa Blanca. Al final, cuando cada comitiva tomaba su rumbo, el presidente Biden no se frenó para marcar la cancha y advertir que para él - aún con los buenos tratos - su homólogo chino es un “dictador”. China, ni bien escuchó el adjetivo, sentó su nota de protesta y calificó al estadounidense de “irresponsable”. Es el tire y afloje de los poderosos. La forma de medir hasta dónde les es permitido tensar la cuerda sin que esta se rompa. Con esta tirantez queda más claro aún de qué forma cuando los dos colosos se encuentran, lograr poco es mucho. Mantener el statu quo es en últimas su objetivo fundamental. Que el comercio siga sin temblores y las amenazas no pasen de los micrófonos.