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¿Qué es un centímetro?, me quedé pensando en eso después de leer “Cómo maté a mi padre”, el primer libro de Sara Jaramillo Klinkert. Es curioso cómo se queda uno atado a ciertas cosas en los libros que pueden ser esenciales o no. Cortázar decía que no le molestaba llegar tarde a una obra de teatro porque si lo hacía ya la trama no era lo importante, en ese instante se concentraba en otras cosas, en los zapatos de los actores, por ejemplo.
Cada quien queda prendado de algo cuando lee, y yo me quedé pensando en un centímetro de vida o de muerte. ¿Qué es un centímetro? El pequeño espacio entre dos bocas antes de hacer el amague para besarse por primera vez, el camino pendiente de un cuchillo antes de ser letal o, como escribe la autora, en esta obra bella y dolorosa, un centímetro es la distancia que debe recorrer un dedo para tirar del gatillo.
Yo leí “Cómo maté a mi padre” entre ahogado y fluido, pero supe que valía la pena leerlo de un tirón cuando escribí al final de la página 22 algo simple y sincero: ¡Qué primer capítulo! Presiento la tristeza. Creo que tuvo que ver con lo doloroso que es recordar aquellos tiempos cuando había que poner cintas en equis sobre las ventanas de las casas para que no volaran los vidrios cuando explotaran las bombas. Y abrir la boca, hasta el límite, taparse los oídos y quedarse quieto después de una explosión. A mí también me enseñaron eso, todo el mundo tenía que pensar en sobrevivir a diario. La felicidad se acaba cuando dejamos de estar completos, se lee entre páginas. ¿A cuántas familias les quedaron debiendo vida? Eran épocas en las que en Medellín nadie podía asegurarte que ibas a estar bien.
Cada capítulo puede leerse como una pieza independiente; sin embargo, así las escenas narradas sean alegres o complejas, al final siempre nos está esperando el peso terrible de la ausencia, que es, después de todo, la esencia de este libro. A mí me gustaron especialmente “Entrenamiento de sonrisas”, es tan sutil y provocador. “Rojo”, porque construye imágenes muy bellas y está escrito con muchísima ternura. O “Cómo convertirse en un árbol”, que es una descripción preciosa que muestra el talante de la madre.
Me quedo con otra cosa del libro, algo que también puede ser irrelevante para muchos: así esta vida, después de tantos golpes solo den ganas de morirse, es mejor aguantarse porque los muertos no pueden leer, y eso sí me parece terrible.