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Columnistas | PUBLICADO EL 17 octubre 2021

Bicentenario e independencia judicial

Por fernando Velásquez V.fernandovelasquez55@gmail.com

Con motivo de las celebraciones de los doscientos años de la promulgación de la Constitución de Cúcuta, los más altos dignatarios de la Justicia se dirigieron —muy tiesos y muy majos, “con pantalón corto, corbata a la moda, sombrero encintado y chupa de boda”, como diría nuestro inmortal Rafael Pombo a dicha ciudad y, el pasado seis de octubre, emitieron la Declaración de Villa del Rosario, ampliamente difundida y escrita en una papelería color rosa, que contrasta con el intenso azul de las seis firmas que la avalan. Por eso, como la ocasión lo ameritaba —luego de reiterar “nuestro compromiso con los principios esenciales de la justicia” (esta última voz con minúscula inicial)—, empezaron por exaltar la indepencia judicial “como uno de los principios constitucionales más valiosos, alcanzado a lo largo de un proceso histórico que se inició hace más de dos siglos, en particular a partir de la Constitución de Villa de Rosario de Cúcuta de 1821...”.

Pero el antecedente no es tan claro: el nombramiento de los “por lo menos” cinco miembros de la “Alta Corte de Justicia” de entonces —que solo podía recaer, entre otros requisitos, en quien fuera un potentado que gozara de los “derechos de elector”—, se hacía previa intervención del presidente de la República (Simón Bolívar), quien proponía ternas de tres candidatos que la Cámara reducía a dos, de los cuales el Senado, sometido a los designios del oscuro dictador, escogía a los ungidos; luego el poder ejecutivo seleccionaba a los “Ministros de las cortes superiores”, previa terna hecha por la Alta Corte de Justicia (artículos 140-149). Era tal la “independencia” judicial que una de las funciones del presidente rezaba: “Cuida de que la justicia se administre pronta y cumplidamente por los tribunales y juzgados de la República, y de que sus sentencias se cumplan” (artículo 124). Parece, pues, que los togados no repararon en el texto invocado al momento de emitir su tibia proclama.

Es más: a renglón seguido, como si se tratara de un nuevo canto de sirenas, dicen contribuir a la “consolidación de la democracia”, al “cumplimiento de la ley”, al “mantenimiento del sistema de frenos y contrapesos dentro del sistema político” y pretextan ser “un bastión contra la ilegalidad, los abusos de poder y la vulneración de los derechos fundamentales”. Después, nos recuerdan nuestros deberes y reivindican el “sistema integral de justicia transicional” y afirman, con el tono propio de verdaderos próceres, que su tarea es cumplir la misión que la Constitución les impone: “la solución pacífica de los conflictos y la garantía de la dignidad humana, mediante la protección de las libertades y derechos de todos los colombianos”. En fin, el escrito concluye con un clamoroso llamado a “respetar las reglas de juego del sistema democrático y de nuestra vida en sociedad”. Pero esta prédica es pura música celestial porque para poder reclamar esos derechos y proponer ese nuevo “Alicia en el País de las Maravillas” es necesario comenzar con el ejemplo, ese que nuestros jueces no han dado; lo demás, es populismo jurisdiccional con un rebuscado moralismo judicial que los muestra como seres impolutos.

Es más: para recordar otro antecedente histórico, debe decirse que para ellos —quienes legislan y gobiernan a sus anchas— no fueron escritas las palabras dirigidas por el Congreso General a los habitantes de Colombia el treinta de agosto de 1821, que, en medio del diseño constitucional autoritario de entonces, expresó: “El Poder Judicial donde los asaltos de la intriga pierden toda su fuerza y el rico todo su ascendiente; a donde nadie puede llegar con rostro sereno si no va revestido con los simples adornos de la justicia, está destinado a dirimir imparcialmente vuestras contiendas, reprimir al malvado y favorecer la inocencia; en tan respetuoso lugar rinden todos homenaje a la ley; y allí veréis las pasiones desarmadas, cortadas las tramas del artificio y descubierta la verdad” 

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