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Por Beatriz de Majo - beatrizdemajo@gmail.com
Si las cosas siguen como van, Washington se verá constreñido a defenderse de España aduciendo razones de seguridad. Un contrato del gobierno español con la firma china Huawei estaría como primera causa de la desavenencia que puede terminar costándole caro a la Moncloa. Todo parte del hecho de que el gobierno español está utilizando contractualmente a Huawei y a su tecnología para el manejo de datos sensibles de escuchas judiciales.
Pedro Sánchez minimiza las amenazas que Trump se toma tan en serio y todo ello no puede sino redundar en serias dificultades políticas entre los dos países. España además pone en riesgo la relación europea con Estados Unidos como consecuencia de su defensa de la contratación con Huawei. El recurso de Donald Trump a los aranceles como medida retaliatoria contra España está sobre el tapete, pero cualquier sanción en este terreno afectaría a la UE en su conjunto.
Las autoridades europeas han tomado cartas en el asunto. Antes de este episodio, la Comisión Europea ya consideraba que «las decisiones nacionales que permitan la participación de proveedores de alto riesgo pueden comprometer la seguridad de la UE en su conjunto”. Pero ahora se ha sacado de la manga una posición colegiada en torno al tema de Huawei. En ella y en torno a 5G, recomienda a los estados miembros limitar la participación de “proveedores de alto riesgo” en infraestructuras críticas, sin nombrar directamente a Huawei, pero en la práctica refiriéndose a ella.
Cada país ha decidido entonces cuánto restringir: algunos, como Alemania o Suecia, han sido más duros y otros, como España, muy permisivos. El gobierno de Sánchez se ha ubicado en contradicción total a una línea política emanada de Bruselas.
El caso es que para la Casa Blanca la estrecha relación de La Moncloa con la tecnológica china es bastante más que una piedra en el zapato. Huawei estará en contacto y manejará material altamente sensible en materia de seguridad. El Pentágono estima que ello compromete la seguridad digital y las telecomunicaciones además de generar incertidumbre para sus empresas y trabajadores con intereses trasatlánticos
Estados Unidos tiene razón en que hay un importante riesgo. No es deleznable el hecho de que Huawei está sujeta a leyes chinas por lo que no hay que descartar que la empresa sea “conminada” a colaborar con el Estado en proveer información de interés. De allí a un uso malicioso de la información que circula en la red con 5G no hay sino un paso.
Donald Trump no puede ignorar la controvertida posición del gobierno de Pedro Sánchez de minimizar las amenazas a la seguridad española en su sector de defensa, seguridad e información. China por su lado tampoco puede ignorar las eventuales sanciones norteamericanas en contra de España o de Huawei si estas llegan.
El gobierno chino tiene más de una herramienta que utilizar para respaldar a su gigante tecnológico. Su Ley Anti sanciones del 2021 le permite imponer contra- sanciones a entidades que apliquen medidas “discriminatorias” contra empresas chinas. Podría activarla contra intereses estadounidenses e incluso europeos. China ha usado y podría volver a usar controles de exportación sobre minerales estratégicos -germanio, galio, grafito, tierras raras- palancas que encarecen o complican cadenas de suministro occidentales.
El ajedrez en el que juegan España junto a Huawei, Estados Unidos y China es complejo y Pedro Sánchez, una vez más de manera irresponsable, ignora o delezna temas de enorme envergadura. Puede optar por solicitar ayuda del gobierno chino lo que solo servirá para atizar el fuego de la batalla entre los dos titanes por la hegemonía mundial.