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Por Sebastián Castrillón - opinion@elcolombiano.com.co

La empresa, el alivio contra el pesimismo

hace 5 horas
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  • La empresa, el alivio contra el pesimismo

Por Sebastián Castrillón - opinion@elcolombiano.com.co

Vivimos en un estado permanente de pesimismo colectivo debido a nuestra complejísima realidad nacional, un pesimismo que siempre gana el micrófono y los titulares. A pesar de ello, los empresarios seguimos adelante.

El pesimismo es la opción fácil y natural, la que suena más inteligente cuando se le compara con el optimismo de aquellos a quienes se nos llama “ingenuos”. Cuando alguien dice “esto va a salir mal”, nos suena lógico e inteligente, incluso protector, y se lleva nuestra atención.

Hoy somos pesimistas por Petro o por Trump, pero hace años era por otros políticos, por el COVID, por las FARC, etc. Siempre hemos tenido la excusa perfecta para serlo. Sin embargo, como dice Morgan Housel, aunque el pesimismo tiende a “ganar la conversación”, pierde en la historia.

Y esa historia la ha perdido el pesimismo, en esta tierra, en estas montañas, gracias a la empresa. A sus empresarios. Desde principios del siglo XX fueron los emprendedores - esos “pro-hombres” y matronas Antioqueñas - los que abrieron trocha y creyeron que podíamos crear compañías exportadoras y de talla mundial. Líderes optimistas, constructores de tejido económico e institucional, que convirtieron a Medellín en la capital industrial, y que demostraron que la empresa es motor del progreso social.

Fueron y hemos sido los empresarios antioqueños los soñadores, creadores y promotores de entes como Proantioquia, la ANDI, la Universidad EAFIT, Sapiencia y El Colombiano. Fue con la visión y el apoyo del empresariado que se consolidaron mega proyectos como el Metro de Medellín, Ruta N, Puerto Antioquia o el museo de Antioquia.

Estas instituciones, entre muchas, construidas con altruismo, valores y grandes inversiones de tiempo y dinero privado, han sido el contrapeso de las amenazas a nuestra sociedad y nuestra democracia. Han sido el muro de contención que ha permitido soportar los embates del destino, de las mafias, de las guerrillas y, cada vez más, de los políticos populistas y corruptos.

Somos y seremos los emprendedores y empresarios los que, ante unos estados incapaces de resolver las problemáticas profundas, debido a su escala y complejidad, salimos a ofrecer las soluciones.

Somos nosotros quienes producimos las vacunas, quienes vestimos y alimentamos a las personas, quienes transportamos los bienes, quienes fabricamos los colchones donde dormimos y construimos los edificios donde vivimos, quienes generamos la energía, y así sucesivamente.

Esta, como dicen William D. Eggers y Paul Macmillan, es “la revolución de las soluciones” emprendida por algunos optimistas y visionarios que emergen ante estados colapsados y saturados por problemas.

Soy, como muchos, producto de un ecosistema de emprendimiento creado por empresarios. Por dos décadas he sido incubado, acelerado y protegido por una comunidad y una institucionalidad que cree y crea un círculo virtuoso de generación de valor desde la empresa como institución social y pilar de desarrollo territorial.

Los que emprendemos desde esta tierra somos optimistas y sabemos que Medellín y Colombia no serán lo que un político prometa. Será lo que sus emprendedores se atrevan a construir.

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Por Sebastián Castrillón - opinion@elcolombiano.com.co

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