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Hace seis meses realicé en Bajo Cauca Antioqueño una audiencia pública que buscaba escuchar a las comunidades sobre la dura situación de la región, situación que no es nueva y que todos y todas hemos observado por años.
Más de 300 personas nos dimos cita en Caucasia para escuchar a pequeños y medianos mineros, cocaleros, organizaciones de mujeres, pescadores, agricultores y, a todos los sectores sociales que hacen parte del territorio. ¿Qué nos encontramos? La misma historia de las regiones más ricas en recursos naturales: mientras más riqueza, más violencia, más miseria y más inequidad.
La más importante conclusión del encuentro fue: instalar una mesa de trabajo multiestamentaria que cambie la forma como el Estado, históricamente, ha hecho presencia en el territorio, rompiendo así la costumbre de años con intervención principalmente a través de los órganos de seguridad (léase policía y ejército). Sin negar la importante, defender el monopolio de las armas en manos del Estado, pero, además, cambiar el paradigma y comenzar a tener presencia real del Estado con tratamiento a los diferentes conflictos que han azotado el territorio por décadas.
Allí, propusimos que desde el Ministerio del Interior se convocará, para el tema minero, a los ministerios de Minas y de Medio Ambiente; en la mesa se sentaría también, para el tema de conflicto armado, el Ministerio de Defensa; en el tema de educación y formación para el trabajo y las oportunidades pudiéramos tener la presencia del Ministerio de Educación, y así, para los demás temas: Ministerio Salud, Ministerio de Trabajo, Consejería para la Mujer, Juventud, etc. Pero además se hizo una propuesta donde se posibilitara la presencia de las organizaciones sociales de todo tipo: las ONG que están en el territorio; los gremios económicos, el Gobierno Departamental y organismos internacionales.
Lastimosamente, el proceso se ha dilatado y el conflicto llegó. Ahora insistimos en nuestra propuesta y hacemos un llamado al Ministerio del Interior para que la saquemos adelante. Si el conflicto del Bajo Cauca se centra sólo en el tema minero, será muy difícil lograr bajarle la temperatura; la población y sus necesidades quedarán nuevamente aplazadas y la asquerosa guerra seguirá reinando en un territorio que necesita desarrollarse, tener y entender la presencia del Estado más allá de los fusiles, más allá del miedo y la estigmatización.
Hoy el Bajo Cauca y sus habitantes necesitan un Gobierno de mano tendida, que sin conciliar con la ilegalidad, llegue con todo su poder a construir con sus habitantes una región próspera, cuya riqueza se traduzca en bienestar para sus habitantes, una región con desarrollo donde todas las fuerzas vivas de Antioquia puedan aportar para su felicidad y prosperidad.
Abrazo hoy a los y las habitantes del Bajo Cauca, con el dolor que me produce la guerra y su sufrimiento y hago un llamado al Ministerio del Interior, al Gobierno Departamental, a los Industriales, a las ONG, a los Organismos Internacionales, para que de la mano de un pueblo que sufre lleguemos al Bajo Cauca con la firme decisión de sacarlo adelante.
Bajo Cauca: ¡Hasta que la dignidad se haga costumbre!